Tras acaparar toda la atención en su estreno hace un año en Naciones Unidas, Donald Trump regresa con una agenda marcada a priori por las tensiones con Irán y las negociaciones con Corea del Norte. Además de hablar ante la Asamblea General, el Presidente estadounidense encabezará una cumbre sobre lucha contra las drogas y una sesión del Consejo de Seguridad sobre proliferación de armas de destrucción masiva, que se espera que utilice para arremeter contra Teherán.
Trump llega además enfrascado en una importante batalla comercial con China y en medio de tensas relaciones con algunos socios tradicionales de EE.UU. como la Unión Europea (UE) y Canadá.
Por su parte el presidente iraní Hassan Rouhano tendrá dos grandes frentes abiertos: el futuro del acuerdo nuclear sellado con las potencias internacionales, en el aire tras la retirada de Estados Unidos, y la guerra fría que mantiene con Arabia Saudita por el control de Oriente Medio. Una tensión que se ha incrementado con el atentado del sábado pasado en la ciudad iraní de Ahvaz en un desfile en el que murieron al menos 25 militares y civiles, y del que el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, denunció que es una conspiración de los aliados de EE.UU.
Aunque no han llegado a un choque directo, las potencias chiíta y sunita están enfrentadas en varios escenarios, principalmente en Yemen, donde Teherán respalda a los rebeldes hutíes y Riad interviene en apoyo del Gobierno. Rouhani será además clave en cualquier conversación sobre la guerra en Siria, donde es uno de los principales apoyos del régimen de Bashar al-Assad y donde tiene una importante presencia militar, que inquieta especialmente a Israel.
Recep Tayyip Erdogan, el líder turco es también una figura clave en el conflicto sirio, sobre todo en las conversaciones en torno a Idlib, el último bastión opositor. Turquía, que apoya a algunos grupos rebeldes y teme un éxodo de sirios hacia su frontera, alcanzó un acuerdo con Rusia, el gran aliado de Damasco, para detener la ofensiva gubernamental en Idlib, pero el futuro de la provincia está aún por aclarar. Además, Erdogan aterrizará en Nueva York enredado en un choque diplomático y comercial con Estados Unidos y con importantes problemas económicos en su país por la crisis de la lira.
A última hora, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha puesto en duda su asistencia a la Asamblea General por motivos de seguridad, asegurando que teme por su vida tras el supuesto ataque con drones que sufrió recientemente. Si finalmente viaja a Nueva York, Maduro sería uno de los grandes protagonistas dada la crisis que vive su país y sus acusaciones de que Estados Unidos y Colombia están tratando de derrocarlo. El éxodo de venezolanos será una cuestión que estará muy presente por parte de varios líderes latinoamericanos y se abordará al margen de la Asamblea en una reunión impulsada por el presidente colombiano, Iván Duque.
En medio de una fuerte convulsión en Nicaragua, Daniel Ortega tiene en Naciones Unidas la oportunidad de defender su gestión frente a las duras críticas internacionales que ha recibido. Ortega ha acusado al Gobierno estadounidense de estar detrás de un supuesto golpe de Estado, pero ha asegurado que estaría dispuesto a verse con Trump durante su paso por Nueva York. La relación entre Nicaragua y la propia ONU es también tensa, después de que el Ejecutivo expulsase este mes a una misión de la organización que vigilaba la situación de los derechos humanos.
Además de estos líderes pesado con sus problemas a debatir, hay debutantes en la asamblea general de Naciones Unidas, donde se estrenarán entre ellos, el presidente espa;ol, Pedro Sánchez, el presidente de Colombia, Iván Duque; el cubano, Miguel Díaz-Canel. También será el debut del líder peruano, Martín Vizcarra; del paraguayo, Mario Abdo Benítez; o del italiano, Giuseppe Conte; entre muchos otros.
Pero hay ausentes significativos, ni el presidente de Rusia, Vladimir Putin; ni el de China, Xi Jinping; ni el líder norcoreano, Kim Jong-un; acudirán a las Naciones Unidas. Pese a ello, sus figuras sobrevolarán muchos de los debates que se celebrarán a lo largo de la semana y sus ministros de Exteriores tendrán una agenda clave en Nueva York.