La administración de Donald Trump está reaccionando contra los esfuerzos de China por aumentar sus lazos económicos con América Latina, en tanto se intensifica la rivalidad entre las dos economías más grandes del mundo. En diciembre el Departamento del Tesoro estadounidense tomó medidas para controlar la creciente influencia del país asiático en la región cuando planteó dudas sobre las propuestas de Beijing a la entidad crediticia multilateral de América Latina.
Estados Unidos es el mayor accionista del Banco Interamericano de Desarrollo con un 30%, mientras que la participación de China en la entidad es de un minúsculo 0.004%. En una carta con fecha 19 de diciembre el subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Dvaid Malpass, preguntó al presidente del BID, Luis Alberto Moreno por qué había elegido a China para la realización de la reunión por el 60 aniversario del banco el año próximo.
“Tengo serias reservas en cuanto al proceso del banco que llevó a esa decisión inicial y no creo que la reunión de 2019 pueda ser tan exitosa en Beijing como lo sería si se realizara en la región”, escribió Malpass.
El BID está preparando una respuesta por escrito a la carta de Malpass, dijo Paul Constance, funcionario del banco. Todos los países accionistas del BID, incluido Estados Unidos, acordaron el año pasado llevar a cabo la reunión 2019 en China.
La carta de Malpass surge en medio de un esfuerzo chino destinado a incrementar su influencia en América Latina, donde durante administraciones estadounidenses anteriores se convirtió en principal socio comercial para exportadores de materias primas como Brasil y en prestamista para países con apremios de dinero como Venezuela.
El Partido Comunista gobernante en China acordó en su Congreso Nacional a fines del año pasado fortalecer más los lazos comerciales y estratégicos con la región como parte de su ofensiva para convertirse en un líder económico global.
En su carta a Moreno, Malpass advierte que las políticas económicas de China en América Latina podrían resultar perjudiciales justamente para los países que el BID trata de ayudar. Menciona las inversiones del país asiático en telecomunicaciones en la región, donde, por ejemplo, hubo fondos chinos en 2016 detrás de una licitación exitosa para construir una nueva red inalámbrica en México.
“Enormes créditos a la exportación están fluyendo de formas no económicas que distorsionan los mercados y dejan a los tomadores de deuda agobiados por proyectos ineficaces y pesadas cargas de deuda”, escribió Malpass. “Las agresivas inversiones de China en telecomunicaciones en la región también plantean preocupación en materia de seguridad por poner la espina dorsal de las comunicaciones de la región en redes chinas”.
Las relaciones económicas estadounidenses con China se han vuelto cada vez más tensas desde que asumió Donald Trump. En diciembre, la Casa Blanca asimiló a China con Rusia calificándolas de potencias que tratan de debilitar la seguridad y la prosperidad estadounidenses, y el presidente ha amenazado en reiteradas ocasiones con imponer aranceles a los productos chinos.