El presidente de Ecuador, Rafael Correa, manifestó “rotundo rechazo” a los “golpes blandos” de los que a su juicio han sido víctimas los ex mandatarios de Brasil Dilma Rousseff y Luis Ignacio “Lula” Da Silva, y la argentina Cristina Fernández.
La retorno a Quito de la Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias, Correa condenó la destitución de Rousseff, sobre quien “no pudieron encontrar un ápice de corrupción”.
“Pero como ya la habían sentenciado, encontraron un tema administrativo para destituirla”, afirmó el mandatario ecuatoriano sobre la ex presidenta de Brasil, destituida el pasado 31 de agosto por el Senado de su país tras un juicio por irregularidades fiscales que ella niega.
Correa denunció asimismo que en esa misma nación se persigue a Lula da Silva, “un sencillo obrero que pasó a dirigir la economía más grande de Latinoamérica”, y a la ex gobernante argentina Cristina Fernández. Ambos ex mandatarios están envueltos en procesos judiciales por supuestas irregularidades ocurridas durante sus respectivas etapas en el poder.
Frente a esas situaciones, Correa recordó que su país aprobó una serie de mecanismos constitucionales que evitar situaciones de inestabilidad institucional.
“No se imaginan la estabilidad y gobernabilidad que nos ha dado este simple mecanismo”, apuntó.
Además, el presidente de Ecuador reafirmó la “eterna solidaridad” de su país con Cuba por el “criminal” bloqueo económico que Estados Unidos mantiene sobre la isla desde hace más de cinco décadas y que Correa tachó de “el más claro abuso y desprecio a la soberanía de los pueblos”.