El ministro de Turismo de Brasil presentó este lunes su renuncia, acatando el llamado del vicepresidente Michel Temer, del partido centrista PMDB, a romper con el gobierno de la mandataria Dilma Rousseff.
Un equipo que responde al vicepresidente de Brasil, Michel Temer, prepara un plan de gobierno en caso de que sea destituida la Presidenta Dilma Rousseff, que incluye la reducción de los fondos destinados a los programas sociales de vivienda, educación y combate a la pobreza y poner en la agenda la reforma del sistema jubilatorio y laboral y privatizaciones, publicó este domingo la prensa brasileña.
Time to go. The tarnished president should now resign (Es hora de irse. La empañada Presidenta debería renunciar). Estas frases corresponden al título y bajada de un artículo de la revista The Economist de esta semana, haciendo alusión a la crisis política y financiera que tiene Dilma Rousseff en Brasil por el caso Petrobras.
Brasil inició el receso de Semana Santa en medio del intenso debate en que se han sumergido tanto el Gobierno como la oposición ante el posible juicio político con miras a la destitución del presidente Dilma Rousseff.
La bolsa de Brasil subió el jueves casi un 7%, el mayor avance diario desde enero del 2009, porque los inversores consideran que los recientes desarrollos políticos aumentan la probabilidad de un cambio en la conducción del país.
El juez federal brasileño Sergio Moro, responsable por la investigación del escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, citó el caso Watergate para justificar la divulgación de las escuchas telefónicas del ex presidente Lula. El juez Moro afirmó que ni el presidente de una República “tiene privilegio absoluto en el resguardo de sus comunicaciones”, a pesar de tener “foro privilegiado”.
Un partido opositor presentó este jueves una nueva demanda contra el nombramiento del ex presidente Lula da Silva como ministro de la Presidencia del gabinete de su sucesora, Dilma Rousseff, el cual ya había suspendido de forma cautelar por otra corte.
El ex presidente brasileño Lula da Silva aceptó este miércoles ser el jefe del gabinete de la mandataria Dilma Rousseff, con quien acordó su incorporación al gobierno con amplios poderes. Su nombramiento, que además le garantizará fueros privilegiados en la causa por corrupción en Petrobras, fue criticado por la oposición.
El presidente de la mayor y más influyente patronal del Brasil, Paulo Skaf -que dirige la Federación de Industrias de Sao Paulo (Fiesp)-, afirmó en un breve comunicado que la llegada de Lula al ministerio de la Presidencia es un golpe contra la nación brasileña.
Las graves denuncias contra Dilma Rousseff y su antecesor Lula da Silva hechas por el senador oficialista Delcidio Amaral cayeron como una bomba en el Gobierno brasileño, que planea una estrategia para salvar el mandato de la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT).