Venezuela recurre a sus aliados geopolíticos, Rusia y China, para enfrentar una creciente crisis económica marcada por la caída de los ingresos petroleros, una inflación descontrolada y la depreciación acelerada de su moneda.
El presidente Nicolás Maduro selló una serie de acuerdos de cooperación energética y económica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, durante una visita a Moscú esta semana. La balanza comercial entre Moscú y Caracas aumentó un 64% en 2024 y tiene perspectivas de seguir creciendo, subrayó Putin durante el encuentro. Los medios estatales venezolanos describieron los nuevos acuerdos como una asociación estratégica que cubrirá áreas como hidrocarburos, finanzas, conexiones aéreas, tecnología, farmacia, cooperación militar y seguridad, y que permanecerán en vigor durante los próximos 10 años.
El canciller venezolano, Yván Gil, destacó las dimensiones del acuerdo, afirmando que es la primera vez que un país latinoamericano firma un tratado de este calibre con Rusia. Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, también resaltó la importancia del convenio, calificándolo como un documento marco de peso, sustancial y muy importante.
Mientras tanto, la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez viajó a Shanghái, donde se reunió con ejecutivos de la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) para discutir posibles inversiones en el sector petrolero venezolano. CNPC, que había abandonado sus operaciones en Venezuela en 2020, ahora está reevaluando su papel en el país.
China ha sido históricamente un apoyo financiero clave para Venezuela, proporcionando miles de millones de dólares en préstamos durante la era de Hugo Chávez. Sin embargo, muchos de esos proyectos se vieron afectados por la corrupción y la mala gestión, lo que llevó a Pekín a reducir su inversión en los últimos años. A pesar de esto, el gobierno chino ha mantenido su respaldo diplomático a Caracas.
Mientras Venezuela busca apoyo en Moscú y Pekín, la situación económica interna se deteriora rápidamente. La inflación podría alcanzar el 200% en 2025, según Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica. El tipo de cambio oficial se ha desplomado, y el dólar se cotiza ahora a 91 bolívares, frente a los 69 de finales de marzo. La salida de Chevron del país ha reducido los ingresos petroleros en aproximadamente un 50%, según Oliveros.
“Venezuela enfrenta un nuevo período de deterioro económico significativo, y los principales perjudicados serán quienes dependen de un salario en bolívares: personas de la tercera edad y empleados públicos”, advirtió Oliveros en una entrevista con Unión Radio.
Los acuerdos con Rusia y China llegan en un momento en que Venezuela busca estabilizar su economía colapsada sin el apoyo de las empresas estadounidenses. Aunque el gobierno promueve la diversificación de las exportaciones no petroleras, el país sigue dependiendo en gran medida de la inversión extranjera para mantener su producción de crudo.
A pesar del tono optimista de los anuncios con Moscú y Pekín, la realidad en Venezuela sigue siendo sombría. Los analistas advierten que, sin una solución política más amplia, los problemas económicos del país difícilmente se resolverán.