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The Economist anticipa recesión mundial por problemas en economías emergentes

Viernes, 12 de octubre de 2018 - 09:39 UTC
Según The Economist, la economía global comenzaría sufrir una fuerte recesión gatillada por la desigualdad que hay entre Estados Unidos y el resto Según The Economist, la economía global comenzaría sufrir una fuerte recesión gatillada por la desigualdad que hay entre Estados Unidos y el resto
La Fed elevó las tasas ocho veces desde 2015. El Banco Central Europeo todavía está muy lejos de su primer aumento y en Japón las tasas son negativas La Fed elevó las tasas ocho veces desde 2015. El Banco Central Europeo todavía está muy lejos de su primer aumento y en Japón las tasas son negativas

A excepción del Reino Unido y naciones emergentes, 2017 fue un año provechoso para todas las grandes economías avanzadas como Estados Unidos, China e incluso la zona Euro estaba prosperando. No obstante, este no ha sido como tal en lo que va de 2018, debido a que los mercados de valores se desplomaron a nivel mundial ante la preocupación por la desaceleración del crecimiento y los efectos que ha tenido la estricta política monetaria de Estados Unidos.

Según The Economist, la economía global comenzaría sufrir una fuerte recesión gatillada por la desigualdad que hay entre Estados Unidos y el resto. De acuerdo al medio inglés, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que el crecimiento se desacelerará este año en todas las economías avanzadas, poniendo en problemas a los mercados emergentes.

La Reserva Federal elevó las tasas de interés ocho veces desde diciembre de 2015. El Banco Central Europeo (BCE) todavía está muy lejos de su primer aumento. En Japón, las tasas son negativas y en el caso de China, el principal objetivo de la guerra comercial de Donald Trump, relajó la política monetaria esta semana en respuesta a un debilitamiento de la economía.

Para los mercados emergentes, según The Economist, saldar sus deudas en dólares se ha tornado difícil cuando las tasas de interés suben en el país norteamericano y en ninguna otra parte más, pues de esta manera su divisa se fortalece, razón por la que países como Argentina y Turquía han tenido problemas. Esta semana, Pakistán solicitó al FMI un rescate.

Los mercados emergentes representan el 59% de la producción mundial (medida por el poder de compra), lo que se traduce en un 43% más que hace poco más de 20 años, cuando se produjo la crisis financiera asiática. Sus problemas pronto podrían volver a las costas de Estados Unidos, justo cuando el auge doméstico en ese país comienza a decaer. El resto del mundo también podría estar en una situación peor para entonces si las dificultades presupuestarias de Italia no disminuyen o China sufre una fuerte desaceleración.

Lo positivo de esta situación es que los sistemas bancarios son más resistentes que hace una década, cuando se produjo la crisis. La posibilidad de una recesión tan severa como la que golpeó entonces, es baja. Los mercados emergentes están causando pérdidas a los inversionistas, pero en general, sus economías reales parecen estar aguantando. La guerra comercial todavía no causa un daño grave, incluso en China. Si el auge de Estados Unidos da paso a una recesión leve a medida que el estímulo fiscal disminuye y las tasas aumentan, aquello no sería raro después de una década de crecimiento. Sin embargo, el mundo desarrollado, en particular, está mal preparado para enfrentar una leve recesión.

Esto se debe en parte a que el arsenal de políticas sigue agotado tras ser usado para luchar contra la última desaceleración.

En el último medio siglo, la Reserva Federal típicamente redujo las tasas de interés en aproximadamente cinco puntos porcentuales en una recesión. Hoy tiene menos de la mitad de ese espacio antes de llegar a cero; la zona euro y Japón no tienen espacio. Las autoridades económicas tienen otras opciones, por supuesto. Los bancos centrales podrían usar la ahora familiar política de flexibilización cuantitativa (QE), la compra de valores con reservas de bancos centrales recién creadas.

La eficacia del QE es motivo de debate, pero si eso no funciona, podrían probar enfoques más radicales y no probados, como dar dinero directamente a las personas. Los gobiernos también pueden aumentar el gasto. Incluso los países con grandes cargas de deuda pueden beneficiarse del estímulo fiscal durante las recesiones. La pregunta es si el uso de estas armas es políticamente aceptable. Los bancos centrales entrarán en la próxima recesión con balances que ya están hinchados hasta estándares históricos; el de la Reserva equivale al 20% del PIB. Los opositores al QE dicen que distorsiona los mercados e infla burbujas de activos, entre otras cosas.