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Nouriel Roubini, o Dr. Catástrofe, pronostica nueva crisis financiera para el 2020

Martes, 25 de setiembre de 2018 - 09:23 UTC
“La próxima crisis y recesión podría ser aún más severa y prolongada que la anterior”, aseguró el profesor de la Universidad de Nueva York “La próxima crisis y recesión podría ser aún más severa y prolongada que la anterior”, aseguró el profesor de la Universidad de Nueva York
El estímulo fiscal de EE.UU. se agotará y el crecimiento se reducirá dado que el potencial actual es “insostenible” y la economía del país se está “recalentando” El estímulo fiscal de EE.UU. se agotará y el crecimiento se reducirá dado que el potencial actual es “insostenible” y la economía del país se está “recalentando”

Justo cuando se cumplen diez años de la crisis financiera mundial, Nouriel Roubini -quien justamente anticipó esa recesión- vuelve a la carga con una nueva proyección. El economista estadounidense -conocido como “Dr. Doom” (Dr. Catástrofe, por sus pesimistas análisis previos a la Gran Recesión)-, considera que si bien el mundo seguirá creciendo en 2019, habrá una nueva crisis financiera para 2020, la que será seguida por una recesión global.

“La próxima crisis y recesión podría ser aún más severa y prolongada que la anterior”, aseguró el profesor de la Universidad de Nueva York, dado que “a diferencia de 2008, cuando los gobiernos tenían las herramientas políticas necesarias para evitar una caída libre, los responsables de las políticas que deben enfrentar la próxima recesión tendrán sus manos atadas, mientras que los niveles generales de deuda son más altos que durante la crisis anterior”.

El especialista da una serie de razones para justificar su proyección. Una de ellas es que para 2020 el estímulo fiscal de EE.UU. se agotará y el crecimiento se reducirá dado que el potencial actual es “insostenible” y la economía del país se está “recalentando”. Por su parte, la Reserva Federal (Fed) continuará elevando las tasas de interés hasta al menos el 3,5% para 2020, una subida que seguirán el resto de bancos centrales, “lo que reducirá la liquidez global y ejercerá una presión al alza sobre las tasas de interés”.

Además, las disputas comerciales del presidente estadounidense Donald Trump con China, Europa, México y Canadá “aumentarán casi con total seguridad, lo que provocará un crecimiento más lento y una inflación más alta”. Asimismo, otras medidas de Trump como las restricciones a inmigrantes, necesarios para mantener el crecimiento en medio de una población envejecida, junto con la reducción en inversiones de economía verde y la falta de políticas de infraestructura “continuarán agregando presión”.

En el resto del mundo, “es probable que el crecimiento disminuya, más aún cuando otros países consideren oportuno tomar represalias contra el proteccionismo estadounidense”, asegura Roubini. Mientras, Europa “también experimentará un crecimiento más lento, debido al endurecimiento de la política monetaria” y “las políticas populistas en países como Italia, que pueden conducir a una dinámica de deuda insostenible dentro de la eurozona”. “Bajo estas condiciones, otra caída global podría provocar que Italia y otros países salgan por completo de la zona euro”.

En cuanto a los mercados, en EE.UU. “las valoraciones de capital privado se han vuelto excesivas y los bonos del gobierno son demasiado caros”. También “el apalancamiento en muchos mercados emergentes y en algunas economías avanzadas es claramente excesivo”.

“Una vez producida una corrección, habrá más riesgo de iliquidez y ventas a precio de derribo”, y por tanto, de colapso de los mercados financieros. “Hace poco Trump atacó a la Reserva Federal con una tasa de crecimiento del 4%, ¿qué no hará en el año electoral 2020, cuando es probable que el crecimiento haya caído por debajo de 1% y aparezcan las pérdidas de empleo?”, se pregunta Roubini.

La otra razón es que una vez ocurrida la “tormenta perfecta”, que se describe anteriormente, habrá escasez de herramientas de política monetaria para detenerla. “Los abultados balances de los bancos centrales y la falta de espacio para bajar los tipos de interés reducirán la posibilidad de seguir aplicando políticas monetarias no convencionales”, señaló.