Al menos 38 personas murieron en Nicaragua el domingo durante la jornada más sangrienta de los últimos tres meses, según informó el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh). La presidente del Cenidh, Vilma Núñez, dijo que 31 eran opositores al gobierno que se encontraban realizando cortes de rutas y calles, cuatro pertenecían a la policía y tres eran miembros de las llamadas fuerzas de choque del Ejecutivo.
El gobierno nicaragüense se pronunció a través de un comunicado que había cumplido su deber constitucional de restablecer el orden y la libre circulación en el país.
El sábado Ortega había dicho en un discurso público que no cederá a la presiones para llamar a elecciones anticipadas para el año que viene y no en 2021 como está previsto.
Un centenar de seguidores del gobierno y paramilitares irrumpieron el lunes en la basílica de la ciudad de Diriamba, suroeste de Nicaragua, y agredieron a jerarcas católicos, agravándose la violencia que deja unos 270 muertos en casi tres meses de protestas contra el presidente Daniel Ortega.
Los seguidores de Ortega entraron violentamente en la Basílica de San Sebastián, cuando obispos y sacerdotes llegaban a sacar a una decena de personas que se habían refugiado el domingo en un enfrentamiento entre fuerzas del gobierno y manifestantes que tenían barricadas en las calles.
Los jerarcas católicos, incluyendo el nuncio apostólico, quienes llegaron en caravana desde Managua, entraron, seguidos de decenas de enardecidos seguidores de Ortega, al templo en cuyos alrededores había hombres encapuchados vestidos de civil y policías.
Los obispos realizaron la visita luego de que al menos 14 personas murieron -entre ellos dos policías- el domingo en la incursión de antimotines y paramilitares en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo.
Seguidores de Ortega también irrumpieron en una iglesia de Jinotepe, donde causaron algunos destrozos e insultaron a los sacerdotes. Medios oficialistas dijeron que los pobladores recuperaron medicinas robadas que eran de los manifestantes.
En Washington, la OEA anunció que debatirá la situación de Nicaragua el miércoles, en una sesión del Consejo Permanente en la que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informará sobre su labor de verificación en Managua.
Ortega, ex guerrillero sandinista de 72 años que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo, descartó el sábado elecciones adelantadas y llamó delincuentes y golpistas a los manifestantes.
Seguimos trabajando duro para desterrar la intentona golpista de una minoría antipatriota, dijo Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta, sin mencionar lo ocurrido en la Basílica.
El canciller Denis Moncada dijo que el gobierno hará prevalecer la seguridad y la paz, y aseguró que los manifestantes cometen actos de terrorismo.
En contraofensiva, el gobierno celebrará el viernes una efeméride previa al 39 aniversario -el 19 de julio- de la revolución sandinista.