El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, declaró este miércoles que mafias mineras ilegales estaban detrás del atentado con coche bomba en Guayaquil y dos explosiones posteriores. Afirmó que estas acciones fueron una represalia contra las medidas gubernamentales en la conflictiva provincia de Imbabura.
El coche bomba que estalló el martes por la noche frente al centro comercial Mall del Sol en Guayaquil causó una muerte y entre 20 y 30 heridos. El alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, denunció que una estructura terrorista activa debía rendir cuentas.
El miércoles se reportaron otras dos explosiones: una en el puente Churute (provincia de Guayas), donde la Fiscalía abrió una investigación por terrorismo, y la otra en el puente Mollopongo (carretera Cuenca-Girón-Pasaje), donde se utilizaron cilindros de gas, lo que dejó una persona herida y al menos cuatro autobuses dañados.
Noboa afirmó que estos ataques coordinados forman parte de un plan criminal para desestabilizar a su gobierno e impedirnos hacer las cosas bien. Advirtió que los criminales involucrados serían encarcelados y prometió no ceder.
Los ataques coinciden con un paro nacional indefinido convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) contra la eliminación de los subsidios al diésel, lo que agravó la alta tensión en el país.
El mandatario cuestionó enérgicamente las acusaciones de la oposición, incluido el expresidente Rafael Correa, quien sugirió que el ataque de Guayaquil fue un autoinfligido por el gobierno.
Noboa dirigió la atención hacia las autoridades locales presuntamente vinculadas a importantes bandas criminales.