Los subsidios bolivianos alentaron un creciente negocio de contrabando de combustible hacia Perú El Ministerio de Hidrocarburos de Bolivia anunció una liberalización radical del mercado nacional de combustibles, eliminando las restricciones a la importación, al tiempo que se implementará un Impuesto Específico al Consumo cero para los importadores privados.
Esta medida surge tras la decisión del gobierno del 17 de diciembre de eliminar los subsidios. Este cambio de política ha provocado que los precios de la gasolina se disparen a 6,96 bolivianos y los del diésel a 9,80 bolivianos por litro.
El ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli, confirmó la eliminación de las regulaciones para permitir que los privados importen combustible directamente, dando paso así a un modelo híbrido de regulación estatal y liberalización del mercado.
Para evitar que las empresas privadas se centren exclusivamente en centros urbanos de alto tráfico como La Paz y Santa Cruz, el gobierno mantendrá bloques mayoristas para garantizar el suministro en regiones remotas y menos rentables.
El mercado no puede liberalizarse por completo, ya que las empresas se concentrarían únicamente en las grandes ciudades, explicó Medinaceli. El funcionario añadió que se aplicarán estrictos estándares de calidad, y las licencias estarán sujetas a revocación por incumplimiento.
El cambio de política se produce cuando Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) revela la alarmante magnitud de la dependencia energética del país. El presidente de YPFB, Yussef Akly, informó el martes que Bolivia ahora importa el 100% de su diésel y el 60% de su gasolina.
Akly atribuyó esta disminución a las malas políticas de los últimos 15 años, señalando que las refinerías nacionales operaban actualmente a solo el 30% de su capacidad. A pesar de estos desafíos, Akly informó que las reservas de almacenamiento se han estabilizado bajo la nueva administración, con reservas de diésel actualmente de 4,5 días y de gasolina de seis días.
Un factor principal para la eliminación de los subsidios fue la desenfrenada corrupción institucionalizada del contrabando de combustible. Medinaceli afirmó que el combustible boliviano subsidiado se estaba desviando masivamente a países vecinos, estimando el comercio ilícito entre 2 y 3 millones de dólares diarios. Medinaceli alegó que el impacto del cambio de política se sintió inmediatamente al otro lado de la frontera, afirmando que las gasolineras peruanas sufrieron escasez una vez que se interrumpió el suministro de diésel boliviano barato. Señaló que el consumo nacional de diésel ya se ha reducido casi un 50% tras la eliminación del subsidio.
Si bien el Ministerio vinculó la escasez de combustible peruano al cambio de política boliviana, verificaciones independientes sugieren una realidad más compleja. El contrabando era tan sistémico que los buques cisterna bolivianos abastecían directamente a las gasolineras peruanas. Según Bolivia Verifica y medios peruanos, la escasez actual en regiones como Pucallpa se debe principalmente a crisis administrativas y logísticas internas de Petroperú, más que al cese del contrabando boliviano.