Los bomberos del Vaticano instalaron una chimenea en el tejado de la Capilla Sixtina para el próximo cónclave que elegirá al sucesor del Papa Francisco. El dispositivo, conectado a dos estufas —una de 1939 para quemar papeletas y un modelo de 2005 para aditivos químicos— emitirá humo negro si no hay elección, humo blanco si hay un nuevo Papa y humo amarillo para las pruebas previas.
Desde 2005, el humo blanco se acompaña del repique de campanas para evitar confusiones, ya que los colores del humo en el pasado a veces no han sido claros. Una cámara y luces de prensa del Vaticano garantizarán la visibilidad, incluso de noche, para los fieles que esperan el habemus Papam.
A partir del próximo miércoles 7 de mayo, 133 cardenales comenzarán la reunión a puerta cerrada —eso es exactamente lo que significa cónclave en su etimología latina— para elegir al próximo líder de la Iglesia Católica.
Mientras tanto, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, negó rotundamente los informes que circularon este viernes en algunos sitios web tradicionalistas estadounidenses e italianos que afirmaban que el cardenal Pietro Parolin, estaba enfermo.
A pesar de que el Vaticano calificó la noticia de noticia falsa, el cardenal francés Philippe Barbarin reiteró la afirmación en una entrevista con Paris Match. Barbarin es conocido en Francia por haber sido juzgado por encubrimiento de abusos sexuales, de los cuales fue absuelto en apelación. Sigue siendo una figura controvertida.
Parolin, cardenal italiano de 70 años y secretario de Estado del Vaticano, es ampliamente considerado como uno de los principales candidatos. Su posición recuerda la transición de Juan Pablo II a su estrecho colaborador, Joseph Ratzinger (posteriormente Benedicto XVI).
Como jefe de la diplomacia del Vaticano durante la mayor parte del mandato de Francisco, Parolin ha desempeñado un papel clave y es muy conocido entre los líderes mundiales, tras décadas en el servicio diplomático de la Iglesia.