Debido al aumento de la inflación y la desaceleración económica en Estados Unidos y China, además de la guerra en Ucrania, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó este martes las perspectivas de crecimiento de la economía mundial para lo que queda de 2022 y todo 2023.
El organismo también advirtió que la situación podría empeorar, y predijo que el mundo estaba al borde de la recesión. Sin embargo, elevó su previsión para América Latina y el Caribe al 3%.
El FMI elevó sus previsiones de crecimiento para Brasil y México en 2022, en un contexto de inflación galopante. Para Brasil, la estimación es del 1,7%, un 0,9% más que las previsiones de abril, mientras que para México se espera un crecimiento del 2,4% (+0,4%).
El jefe del Departamento de Estudios del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, dijo que el organismo mantiene una previsión de crecimiento del 4% para Argentina, lo que no supone cambios respecto a las proyecciones de abril. Pero en lo que respecta a la inflación anual, las estimaciones de entre el 60 y el 62% podrían tener que ser recalculadas en medio del constante aumento de precios.
La situación en Argentina es bastante preocupante. El tema más importante en Argentina en este momento es la inflación no anclada, explicó Gourinchas. Creo que la cifra está por encima del 60% y las expectativas pueden seguir aumentando en lo que queda del año.
El FMI también subrayó en su actualización de las Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por su sigla en inglés) que no hacer frente a la alta inflación podría alimentar aún más el malestar social y debilitar el apoyo político al programa.
Según las nuevas proyecciones del FMI, la economía mundial pasaría de un 6,1% el año pasado a un 3,2% durante 2022, lo que supone un descenso de 0,4 puntos porcentuales respecto al último informe de Perspectivas Mundiales del organismo en abril.
Varios choques han golpeado a una economía global ya debilitada por la pandemia: una inflación más alta de lo esperado en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y las principales economías europeas, señala el informe.
En el caso de China, los confinamientos sanitarios por COVID-19 y el empeoramiento de la crisis inmobiliaria han impactado en su actividad económica, lo que ha provocado un endurecimiento de las condiciones financieras; una desaceleración peor de lo previsto en China, como reflejo de los brotes y encierros del COVID-19; y otros efectos secundarios negativos de la guerra en Ucrania.
Entre las revisiones a la baja más significativas figuran una reducción de 1,4 puntos porcentuales en Estados Unidos y una reducción de 1,1 puntos porcentuales en China, donde ahora se espera un crecimiento del 2,3% y del 3,3%, respectivamente.