Guyana se ganó la lotería y está a punto de cobrar el cheque de su premio. Sus vecinos, especialmente en Venezuela, esperan intrigados por saber en qué se lo va a gastar. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía de esta olvidada nación sudamericana de casi 800.000 habitantes crecerá en 2020 a la espectacular tasa del 86% anual, o sea 14 veces más rápido que la economía china. Casi sobra decir que será la economía de mayor crecimiento en el mundo.
También podría convertirse rápidamente en una de las naciones más prósperas per cápita en el hemisferio e incluso en el mundo, por cuenta del petróleo que está empezando a brotar del subsuelo guyanés.
Pero muchos temen que, al igual que hay quien recibe el premio gordo de la lotería y se lo gasta en una fiesta épica y un año después está más pobre que al comienzo, Guyana podría tener dificultades para convertir ese enorme influjo de dinero en un bienestar económico estable para su pueblo.
Guyana encontró petróleo y en 2020 empieza a exportarlo al mundo. No es que sea tanto, si se compara con otros grandes productores mundiales.
Eventualmente podría llegar a ser entre 700.000 y un millón barriles de petróleo diarios, le dice a BBC Mundo Marcelo de Assis, experto de la consultora internacional en el sector petrolero Wood Mackenzie. Es el equivalente a lo que vende al exterior un exportador intermedio como Colombia, para mencionar un ejemplo.
Sin embargo, al dividirlo por el número de habitantes empieza a entenderse el efecto avasallador que puede tener en la economía de Guyana, un país 50 veces menos poblado que Colombia.
Un reciente informe de la cadena estadounidense CNBC estimaba que Guyana podría ser el país con el mayor número de barriles de petróleo por habitante en el mundo.
Las experiencias recientes de países similarmente pequeños con bonanzas petroleras súbitas no son alentadoras, le dice a BBC Mundo el profesor Michael Ross, de la Universidad de California en Los Ángeles, quien ha estudiado el fenómeno.
En las bonanzas petroleras, el dinero llega directamente al Estado, que se convierte en cada vez más poderoso, y potencialmente puede aislarse de las exigencias democráticas de sus ciudadanos. Es también, evidentemente, un caldo de cultivo para la corrupción en estados pequeños que cuentan con instituciones débiles, indica Ross.
Timor del Este y Guinea Ecuatorial son ejemplos recientes de países que recibieron aumentos masivos de ingresos per cápita. En ambos casos esa influencia de dinero creó tensiones locales significativas. En Guinea Ecuatorial, especialmente, el dinero se quedó muchas veces en manos de altos funcionarios del gobierno, y el país se ha vuelto menos democrático y más corrupto, añade el académico.
Hay pocos ejemplos de países que hayan manejado bien estas bonanzas, y tienden a ser naciones que recibieron estos ingresos a un paso más gradual, asegura Ross.
En Guyana el dinero va a llegar como un tsunami. Si Guyana consigue manejar ese dinero bien y limitar la corrupción, manteniendo la rendición democrática de cuentas por parte del gobierno, será un caso excepcional en el mundo, que ninguna otra nación en situación similar ha podido lograr, le asegura Ross a BBC Mundo.
Igualmente una arista de la situación en Guyana es su ubicación, al lado de Venezuela, la nación con las mayores reservas de hidrocarburos del planeta, pero cuya industria petrolera está de capa caída.
No es que Guyana le vaya a competir a Venezuela por recursos de inversión en la industria petrolera, porque estos de todos modos no están dirigiéndose a la industria venezolana. Prácticamente no hay inversión extranjera en el petróleo venezolano en este momento, dice Marcelo D´Assis a BBC Mundo.
Pero más que el capital, las personas podrían cruzar la extensa y poco vigilada frontera entre Venezuela y Guyana.
En particular Venezuela cuenta todavía con una mano de obra calificada experta en el sector petrolero, pero que hoy enfrenta en su país el salario mínimo más bajo de América Latina y posiblemente del mundo, le advierte a BBC Mundo José Manuel Puente, investigador asociado al Instituto de Estudios Superiores de Administración IESA, en Caracas.
Por lo que los expertos ven probable un éxodo a Guyana de personal calificado que dejaría en peor estado a la ya gravemente afectada industria petrolera venezolana.
Si la nación guyanesa consolida la riqueza que muchos esperan florezca allá, también se crearía otro tipo de empleo, puestos en el sector de servicios que requerirían menos calificación y que serían de menor remuneración.
Potencialmente puede ser una situación compleja. Varios países pequeños que han experimentado estas bonanzas petroleras, por ejemplo en el golfo Pérsico, se han convertido en destinos para migrantes de naciones vecinas, le recuerda a BBC Mundo Ross, profesor de la Universidad de California.
Pero esas naciones tienen en general un sistema elaborado para administrar esa migración. Va a ser más complejo en Guyana, apunta Ross, quien advierte que en varias naciones esos flujos migratorios han generado tensiones políticas internas.
Venezuela y Guyana tienen un largo historial de diferendos limítrofes. Si a eso se le añaden potenciales tensiones por el aumento de migrantes, las relaciones entre los dos países estarían a las puertas de nuevas dificultades.