El magistrado de la corte suprema brasileña Gilmar Mendes acusó al ex juez Sérgio Moro, hoy ministro del presidente Jair Bolsonaro, y al fiscal de la operación Lava Jato, Deltan Dallagnol, de haber usado como tortura la prisión preventiva para investigar corrupción y sometido a las tinieblas al derecho penal.
Lo hizo en la sesión en la cual el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema), por siete a cuatro, falló a favor de anular una sentencia condenatoria de Moro por haber violado el orden legal del procedimiento, ocultando a la defensa el alegato final de los delatores premiados, corruptos que negociaron un beneficio a cambio de acusar a otros.
La sesión, que continuará el jueves, puede, si este fallo se torna un precedente general, beneficiar al detenido líder opositor y ex presidente Lula da Silva y a más de 40 condenados en la operación Lava Jato, pero por el momento no se llegó a un acuerdo sobre cómo instrumentar el fallo vencedor en la corte.
El voto que concentró la mayor atención fue el de Mendes, un crítico histórico de los poderes extraordinarios que tiene la operación Lava Jato y que ahora llevó al pleno del STF las revelaciones escandalosas del sitio The Intercept con conversaciones entre Moro y Dallagnol y otros fiscales para manipular la causa anticorrupción más grande de la historia del país.