Según un informe de Fitch Solutions Macro Research, la carne podría ser un objetivo para un aumento de impuestos, dadas las críticas al papel de la industria en el cambio climático, la deforestación y la crueldad animal.
La idea aún es incipiente y enfrenta mucha oposición por parte de los grupos agrícolas, pero está emergiendo como tendencia en Europa occidental, según el grupo de investigación.
Si los impuestos ganan fuerza, podrían alentar a más personas a preferir las aves de corral o las proteínas de origen vegetal, lo cual ayudaría a impulsar la popularidad de los sustitutos de la carne.
El aumento global de los impuestos al azúcar hace que sea fácil imaginar una ola similar de medidas regulatorias dirigidas a la industria de la carne, asegura Fitch Solutions. Sin embargo, es altamente improbable que se implemente un impuesto pronto en Estados Unidos o Brasil. En Alemania, algunos políticos han propuesto aumentar el impuesto a las ventas de productos de carne para financiar mejores condiciones de vida del ganado.
Una encuesta para el grupo de medios Funke mostró que la mayoría de los alemanes (56,4%), respaldan la medida, con más de un tercio calificándola de muy positiva. Propuestas similares se han presentado en Dinamarca y Suecia desde 2016, asegura Fitch Solutions.
Goldsmiths, de la Universidad de Londres, anunció el pasado lunes que dejará de vender carne bovina en el campus como parte de un esfuerzo para combatir el cambio climático. La decisión se encontró con la oposición de la Unión Nacional de Agricultores del Reino Unido, que dijo que era demasiado simplista señalar un producto alimenticio como respuesta al calentamiento global. Los impuestos sobre la carne y el azúcar han sido controversiales por mucho tiempo.
Poco después de asumir el cargo en julio, el primer ministro, Boris Johnson, sugirió que aboliría el impuesto del Reino Unido sobre las bebidas azucaradas y dijo que hay mejores maneras de abordar la obesidad.
Fitch asegura que los precios de la carne de cerdo y de res en Europa occidental son relativamente bajos, por lo que cualquier impuesto adicional tendría que causar un gran cambio en los precios minoristas para cambiar los hábitos de compra de los clientes. El argumento más fuerte contra la carne en este momento no se basa en la salud, sino en el cambio climático.
En un informe de este mes, Naciones Unidas asegura que la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra contribuyen con aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de efecto invernadero.
La industria de la carne también ha estado bajo fuego después que estudios vincularan el consumo de demasiada carne roja y procesada con padecimientos que van desde enfermedades cardíacas hasta cáncer.
Fitch Solutions relacionó estas inquietudes con los problemas de salud que provocaron dicho del impuesto al azúcar: Por lo tanto, un impuesto a la carne podría surgir como un hermano político del impuesto al azúcar, respaldado sobre la base de que la carne desempeña un papel en una dieta equilibrada pero el consumo excesivo es un problema de salud pública.