La Bolsa de Nueva York cerró su última sesión de 2018, un año de gran volatilidad en el que Wall Street pasó de registrar récords en sus indicadores bursátiles a marcar sus peores doce meses en una década, debido al temor a una ralentización de la economía global. Entre enero y diciembre, el Dow Jones se cayó en torno al 5,6 %, el S&P 500 un 6,2 % y el Nasdaq un 3,9 %, las peores caídas desde 2008, cuando los tres índices se dejaron un 33,8 %, un 38,5 % y un 40% respectivamente.
El Dow Jones, que en enero enlazó nueve marcas históricas, cerraba la última sesión de 2018 con 23.327,46 enteros, muy lejos de los 26.951,81 puntos hasta donde llegó el techo del principal indicador de la Bolsa neoyorquina.
Por su parte, como apuntan los analistas, el Dow y el S&P 500 entraron en pérdidas tras tres años consecutivos de ganancias, mientras que el Nasdaq llevaba sin ver los números rojos desde un período de seis años. Si a finales de agosto, Wall Street celebraba estar viviendo el ciclo alcista más largo de la historia, desde el 9 de marzo de 2009, en septiembre las cosas empezarían a torcerse para los inversores. Sin duda, el último cuarto del año fue el peor para el parqué con pérdidas de dos dígitos para todos los índices.
En los últimos meses del año, el Dow perdió más del 11%, el S&P 500 casi un 14% y el Nasdaq un 17,5%. Y en este periodo, diciembre se llevó todos los récords negativos marcado por la alta volatilidad y los bruscos rebotes que llevaron a los tres índices a registrar caídas de más del 8%. Solo en diciembre, el Dow Jones registró cuatro jornadas con pérdidas por encima de los 500 puntos -el día 4 de 799- y de otras tres con retrocesos por encima de los 400. La montaña rusa bursátil se vio también reflejada en el rebote del 26 de diciembre, en el que el índice de industriales cerró con unas ganancias de 1.086 puntos.
La subida hasta cuatro veces de los tipos de interés impuesta por la Reserva Federal (Fed), la última este diciembre, fueron recibidos como jarros de agua fría por los inversores, que ven en el encarecimiento de los préstamos un peligro para el mercado.
Espero que la gente en la Fed lea el editorial del Wall Street Journal antes de cometer un nuevo error. Además, no dejen que el mercado se vuelva menos líquido de lo que ya es, indicó el Mandatario en su cuenta de Twitter antes que el pasado 19 de diciembre la Fed anunciara su último aumento de los tipos entre el 2,25% y el 2,50%. Pero el alza ha sido tan sólo uno de los factores que han arrastrado al mercado neoyorquino, acechado en el último tramo del año por otros temores que han acabado por doblegar el ánimo de los inversores.
La crisis comercial entre Estados Unidos y China que se encuentra en punto muerto tras la decisión de ambos países, durante la pasada cumbre del G20 en Buenos Aires, de darse un plazo de tres meses para negociar, ha sido otra de las causas que han lastrado la capitalización de las empresas.
La paralización parcial de la Administración estadounidense por una falta de acuerdo entre republicanos y demócratas sobre los presupuestos, también ha pesado en los intercambios de Wall Street. Pero sobre todo, la gran sombra que planea sobre el barrio económico de Nueva York es el miedo a una desaceleración en la economía a nivel mundial, como adelantan algunas previsiones y sobre la que podría afectar directamente un eventual fracaso de las negociaciones entre Washington y Beijing.