Por primera vez, dos mujeres serán las economistas jefe del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata de Penny Goldberg y de Gita Gopinath, respectivamente, lo que rompe el techo de cristal de décadas en las grandes instituciones financieras internacionales. Todo esto siguiendo el camino de Christine Lagarde, la primera directora gerente del FMI en sus más de 70 años de historia.
Cuando el ministro de Hacienda de Argentina, Nicolás Dujovne, llegó en mayo a Washington para negociar asistencia financiera, Lagarde miró al equipo del ministro y lanzó una frase tajante envuelta en una sonrisa.
Veo que estás corto de mujeres, comentó Lagarde al contemplar la ausencia total del componente femenino en la delegación argentina. La directora gerente ha hecho de la igualdad de género una de las prioridades de su mandato. De hecho, medio en serio y medio en broma suele decir que si Lehman Brothers -el banco de inversión de Wall Street que precipitó con su caída la crisis financiera de 2008- hubiese sido las hermanas Lehman, el cataclismo económico que ocurrió hubiese sido menor.
Por eso, la reciente designación de Goldberg y Gopinath para dirigir los prestigiosos Departamentos de Investigación de ambas instituciones ha sido interpretado como un paso más para reducir la brecha de género en un ámbito como el económico, especialmente dominado por hombres. Al llevar a más mujeres al frente, la economía se puede beneficiar de sus talentos, capacidades, perspectivas únicas e ideas. Esta diversidad debería impulsar la productividad y conllevar mayores salarios para todos, afirmó recientemente Lagarde.
Tanto Goldberg como Gopinath son economistas de reconocido prestigio y, aunque originalmente son de fuera de Estados Unidos, la primera de Grecia y la segunda de India, provienen de dos de las principales universidades estadounidenses: Yale y Harvard. Pese al creciente peso femenino en los doctorados en Economía, lo cierto es que han tenido que registrar récords paso a paso a la hora de ocupar destacadas posiciones de poder. Como ejemplo, en su más de un siglo de historia, sólo ha habido una mujer al frente de la Reserva Federal de EE.UU., el principal banco central del mundo: Janet Yellen (2014-2018).
Gopinath, de 43 años, sólo es la tercera mujer en obtener una cátedra en Harvard, y ha centrado parte de sus estudios en los tipos de cambio flexible. El Departamento de Investigación es un elemento fundamental del FMI, ya que supervisa el funcionamiento de la economía global y se encarga de la publicación del informe semestral Perspectivas Económicas Globales, buque insignia de la institución.
Por su parte, Goldberg, de 55 años, estará al frente del Departamento de Estudios, que ha deparado ya varios premios Nobel, en el seno de la principal institución encargada de una tarea titánica: acabar con la pobreza extrema en todo el mundo. Goldberg es la segunda mujer al frente de esta oficina, después de Anne Krueguer a comienzos de la década de 1980, y su trabajo se ha centrado en el comercio y sus efectos sobre la globalización.
Son fascinantes designaciones, afirmó Nancy Birdsall, presidenta emérita del Center For Global Development de Washington. De hecho, la mejor mujer posible puede que sea mejor que el mejor hombre posible dado que ella ha tenido que superar barreras escondidas que sus colegas hombres no enfrentan, remarcó Birdsall.
En ambos caso, dijo la experta, lo fundamental es que aportan visiones que se plantean desafiar la sabiduría convencional. El BM y el FMI, instituciones hermanas, fueron creadas en 1944 tras la conferencia de Bretton Woods, con el objetivo de salvaguardar la estabilidad financiera global e impulsar el desarrollo económico.