El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el lunes que impondrá aranceles de un 10% sobre importaciones de bienes chinos por un valor de 200.000 millones de dólares, pero no incluyó relojes inteligentes de Apple y Fitbit así como otros productos de consumo.
Trump, en un comunicado donde anunció la nueva ronda de tarifas, advirtió que si China toma represalias contra los agricultores o industrias estadounidenses, “inmediatamente buscaremos la fase tres, que son aranceles sobre importaciones adicionales por aproximadamente 267.000 millones de dólares”.
El iPhone no se encontraba entre la “amplia gama” de productos que Apple dijo a los reguladores serían afectados por la ronda de aranceles sobre bienes chinos por un valor de US$ 200.000 millones, en una carta de comentarios del 5 de septiembre a funcionarios comerciales.
Pero si el Gobierno de Trump promulga una nueva ronda de aranceles sobre bienes chinos por un valor de US$ 267.000 millones, es probable que el iPhone, junto con todos los demás teléfonos inteligentes, se incluyan en la lista.
La recaudación de los gravámenes de la lista comenzará el 24 de septiembre, pero la tasa se incrementará a un 25% para finales del 2018, lo que daría a las firmas estadounidenses un tiempo para ajustar sus cadenas de suministros a otros países, dijo un funcionario de alto rango del Gobierno.
Hasta el momento, Estados Unidos había impuesto aranceles sobre productos chinos con un valor de US$ 50.000 millones para presionar a Beijing que haga cambios radicales en su comercio, transferencia de tecnología y políticas de subsidios industriales de alta tecnología.
La escalada de los aranceles de Trump sobre China se produce luego de conversaciones entre las dos economías más grandes del mundo para resolver sus diferencias comerciales no produjeron resultados.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, invitó la semana pasada a funcionarios chinos de alto rango a una nueva ronda de conversaciones, pero hasta ahora no se ha programado una cita.
Un funcionario de alto rango de la administración Trump dijo a periodistas que Estados Unidos está abierto a nuevas conversaciones con Pekín, pero no ofreció detalles inmediatos sobre cuándo podrían tener lugar nuevas reuniones.
“Este no es un esfuerzo para restringir a China, sino que este es un esfuerzo para trabajar con Pekín y decir, ‘es hora de que abordemos estas prácticas comerciales desleales que hemos identificado, que otros han identificado y que han perjudicado a todo el sistema comercial’”, sostuvo el funcionario.