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Desafío de Corea del Norte: “Ya no es tiempo de palabras”

Sábado, 29 de abril de 2017 - 11:10 UTC
Kelly Keiderling, Embajadora de los Estados Unidos en Uruguay Kelly Keiderling, Embajadora de los Estados Unidos en Uruguay

Bajo el cabezal de “Ya no es tiempo de palabras”, la embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Kelly Keiderling, publicó una columna en la prensa de Montevideo en la cual plantea la imperiosa necesidad de que la comunidad internacional muestre con acciones cómo va a abordar la amenaza que representan los programas bélicos de Corea del Norte.

 La columna resulta interesante pues la semana entrante Uruguay asume la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en verdad el gobierno del presidente Tabaré Vázquez no sólo está expuesto a las demandas de la comunidad internacional, sino además a las presiones dentro de su coalición de gobierno que se encuentra dividida en cuanto a cómo encarar el problema de Corea del Norte, y también las acciones de la administración del presidente Donald Trump.

A continuación el texto de la columna:

Hace mucho que no enfrentamos el espectro de una guerra con armas nucleares. Ahora, lo tenemos presente. Corea del Norte nos amenaza con sus misiles balísticos y su programa nuclear.

Me gustaría compartir con ustedes cuán cerca sentimos la amenaza nuclear del régimen de Kim Jong-Un. La sentimos al lado. Corea del Norte está a unos meros 60 kilómetros de Seúl, capital de Corea del Sur, país amigo y aliado de los Estados Unidos y de todos nosotros. Más de 10 millones de habitantes viven en Seúl. La distancia entre Corea del Norte y Seúl es casi la misma que separa a Montevideo de La Floresta. Así de cerca. Un solo fósforo puede encender el tenso ambiente en la península de Corea.

Por 20 años la comunidad internacional ha hablado, discutido, negociado y firmado acuerdos sobre Corea del Norte. En 1994, los Estados Unidos y Corea del Norte firmaron un acuerdo para llegar a la desnuclearización de la península de Corea. Pero Corea del Norte siguió desarrollando sus programas nucleares y de misiles balísticos. Del 2003 al 2009, se negoció con Corea del Norte en un diálogo de seis partes. Pero Corea del Norte siguió con sus actos provocativos. El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado seis resoluciones (en 2006, 2009, 2013 y 2016), pidiendo a Corea del Norte que cese sus provocaciones y que mejore sus relaciones con sus vecinos. Nada, si no más provocaciones de Corea del Norte. Tal vez se sienta como un tema ya bien masticado, sin sabor, sin tanta importancia. No es así.

Las provocaciones de Kim Jong-Un se han vuelto demasiado frecuentes y peligrosas. Imposibles ya de ignorar. Para los Estados Unidos ya es un tema de seguridad nacional. Un tema de suma importancia. Y es por eso que la Administración del Presidente Trump trabaja a estas horas en una nueva serie de medidas diplomáticas, de seguridad y económicas para resolver este tema. Ya no es tiempo de palabras.

A apenas cuatro días de que Uruguay asuma la presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, escribo a los uruguayos para que reflexionemos acerca de lo que está pasando en Corea del Norte.

Deseamos trabajar con Uruguay y con el resto de la comunidad internacional para hacer responsable al régimen de Kim Jong-Un por sus peligrosas e imprudentes acciones y por su abuso a los derechos humanos. Podemos hacer más juntos para aislar a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) del resto del mundo, con la intención de que esta elija un camino distinto y pacífico. Podemos negar visas a trabajadores norcoreanos; muchos de ellos están sometidos a condiciones peligrosas y, en algunos casos, están sometidos a trabajos forzados. Podemos cerrar lazos comerciales con Corea del Norte, dado que Corea del Norte utiliza el comercio para financiar sus programas nucleares y de misiles. No podemos aceptar que la RPDC se torne en un Estado nuclear. Debe entender que cualquier provocación futura solo generará más presión por parte de la comunidad internacional.

No buscamos un conflicto militar, sino resolver este tema a través de medios pacíficos y diplomáticos. Pero ya la hora de hablar, y hablar más, ha acabado. Estamos dispuestos a hablar con Corea del Norte si ellos cesan sus actividades ilícitas y su conducta agresiva en la región y se comprometen con la desnuclearización.

Ya van 20 años buscando soluciones a la amenaza norcoreana. Es tiempo de que la comunidad internacional muestre con acciones cómo va a abordar la amenaza que representan los programas bélicos de Corea del Norte.