La presidencia “semestral” del Mercosur, que Venezuela asumió el 12 de julio de 2013, continuará hasta que pase el Mundial de fútbol de Brasil en manos de ese país, el primero que retendrá durante más de un año el “martillo” del bloque.
“Miren lo que traigo aquí, en la mano zurda, el martillo de la presidencia de Mercosur. El legado del presidente (Hugo) Chávez es lo que traigo”, dijo el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, el 14 de julio del año pasado, tras volver a su país desde Uruguay, donde dos días antes había recibido ese símbolo del bloque.
“Que envidia siente la derecha fascista porque Venezuela sea presidente de Mercosur”, agregó Maduro, cuyo país fue aceptado como miembro pleno del bloque el 29 de junio de 2012, el mismo día que Paraguay fue suspendido por la destitución del entonces presidente Fernando Lugo.
El martillo artesanal de madera, que se traspasa cada seis meses y representa la presidencia rotativa del Mercosur, debía haber sido entregado por Maduro a la presidenta argentina, Cristina Fernández, en diciembre pasado, pero desde entonces unos continuos “problemas de agenda” de los presidentes lo ha impedido.
Este miércoles, durante una cena que ofreció a corresponsales de medios extranjeros, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, alegó los mismos desencuentros de agendas al explicar la imposibilidad de concretar la Cumbre que los jefes de Estado del Mercosur debían haber realizado a fines del año pasado.
“En diciembre, la presidenta Cristina estaba enferma, después hubo problemas de agenda y ahora yo tengo el Mundial de fútbol y luego la campaña para las elecciones” de octubre próximo, en las que aspira a renovar su mandato por otros cuatro años, declaró Rousseff.
El Mundial será inaugurado el próximo día 12 y concluirá el 13 de julio, lo cual ya le garantiza a Venezuela pasar más de un año en la presidencia del bloque.
En los días posteriores al evento del fútbol, Rousseff recibirá a los líderes del foro BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) y luego se sumergirá en su campaña electoral, lo cual parece dejarle poco espacio para la Cumbre del Mercosur hasta después de octubre.
A fines de mayo pasado, los “problemas de agenda” también fueron esgrimidos por el canciller venezolano, Elías Jaua, para explicar la sucesión de cancelaciones que ha tenido la Cumbre, que ya ha sido suspendida al menos tres veces desde diciembre pasado.
No obstante, aseguró que “Venezuela está lista para el momento, que todos los jefes de Estado acuerden un día y una hora” para su encuentro y “traspasar la presidencia a la República Argentina, a la que correspondería normalmente asumir el relevo”, que se establece por orden alfabética.
Además de agendas, “cada país ha pasado por sus propios procesos de intentos de desestabilización y eso ha diferido” la cita, agregó Jauá, sin aclarar las supuestas turbulencias políticas en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, visibles sí en Venezuela con la crisis desatada en febrero pasado.
A pesar de los desencuentros, todos los mandatarios del Mercosur sostienen que el bloque no está paralizado y de hecho así lo afirmó Rousseff en su encuentro con los corresponsales extranjeros.
Jaua, por su parte, aseguró que Venezuela ha “cumplido con toda la agenda” con la cual se comprometió cuando asumió la presidencia del Mercosur y que ya “no queda nada”.
El calendario de la presidencia rotativa de Venezuela, que aún permanece en el portal del Mercosur en internet, incluía un total de 208 reuniones de todo tipo y sobre los más variados asuntos. Sin embargo, de esa totalidad de reuniones, sólo 32 constan como “realizadas” y sobre las otras no se aclara si se hicieron o no.
La larga lista concluye con la “Cumbre Mercosur-ALBA”, prevista para el 13 de diciembre del año pasado en Caracas y que reuniría a los jefes de Estado y de Gobierno de ambos bloques y en la que Venezuela traspasaría la presidencia rotativa del Mercosur.