No hubo un comunicado conjunto, pero se acordó una declaración de 41 puntos La 67.ª Cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur) concluyó el sábado en Foz do Iguaçu, con la asunción oficial por parte de Paraguay de la presidencia pro tempore del bloque, de parte del anfitrión Brasil. En un contexto de fricciones geopolíticas y retrasos comerciales, el presidente paraguayo, Santiago Peña, delineó una agenda pragmática de seis meses centrada en la apertura económica y la conectividad regional.
La cumbre se concibió inicialmente como escenario para la firma del histórico Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea (UE). Sin embargo, la resistencia interna en la UE, liderada por Francia e Italia, obligó a postergaciones hasta enero de 2026.
En su discurso inaugural como presidente del bloque, Peña señaló que, si bien la UE sigue siendo una prioridad, el Mercosur no esperará indefinidamente. Su administración planea priorizar los acuerdos con Singapur y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que, según Peña, se encuentran en la recta final. Además, el Mercosur aspira a abrir nuevos frentes de negociación con India, Corea del Sur y países de Asia Central.
Bajo la dirección de Peña, el bloque también apoyará un enfoque de varias velocidades, que permitirá a cada estado miembro activar los componentes comerciales de los acuerdos una vez que sus respectivos parlamentos los hayan ratificado.
Más allá del comercio, la presidencia paraguaya se centrará en dos importantes corredores de integración diseñados para convertir al país mediterráneo en un centro logístico regional: el Corredor Bioceánico, que conecta los puertos del Atlántico brasileño con los puertos del Pacífico chileno a través del Chaco paraguayo, y la Hidrovía Paraná-Paraguay, que requiere modernización para gestionar mejor las exportaciones agrícolas a través del Río de la Plata.
La reunión expuso asimismo profundas divisiones entre los líderes del bloque. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aprovechó su discurso de despedida para instar a los líderes europeos a mostrar valentía y concretar el acuerdo con la UE, al tiempo que advirtió contra la influencia militar externa en Venezuela.
Por su parte, el argentino Javier Milei adoptó una postura más confrontativa, elogiando la presión estadounidense sobre la dictadura venezolana y abogando por un Mercosur menos burocrático que priorice la libre competencia sobre el alineamiento político.
A falta de un comunicado conjunto, los estados miembros alcanzaron un consenso sobre 41 puntos referidos a seguridad regional y la modernización del Arancel Externo Común (AEC).
Además, los presidentes de Argentina, Paraguay y Panamá, junto con altas autoridades de Bolivia, Ecuador y Perú, emitieron una declaración conjunta reafirmando su compromiso con la democracia y los derechos humanos en la región.
Los líderes subrayaron la vigencia del Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático en el Mercosur y se comprometieron a defender las instituciones democráticas, el Estado de derecho, la cooperación multilateral y la protección irrestricta de las libertades fundamentales.
Expresando profunda preocupación por el agravamiento de la crisis migratoria, humanitaria y social de Venezuela, señalaron que el país permanece suspendido del Mercosur en virtud del Protocolo de Ushuaia. La declaración instó a las autoridades venezolanas a cumplir con los estándares internacionales, liberar de inmediato a todos los ciudadanos detenidos arbitrariamente, garantizar el debido proceso legal y salvaguardar su integridad física.
Los firmantes ratificaron su determinación de promover, por medios pacíficos, el pleno restablecimiento del orden democrático y el respeto a los derechos humanos en Venezuela.
Ni Lula ni el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, respaldaron el documento. Según evaluaciones realizadas en el Palacio del Planalto, un documento de esta naturaleza, firmado por el Mercosur, podría ser interpretado por Washington como un apoyo a una posible intervención militar estadounidense en Venezuela, lo cual no se alinearía con los intereses de Brasil.