A partir del 1 de enero de 2027, todos los autobuses nuevos incorporados al sistema de transporte público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) deberán funcionar con gas natural comprimido (GNC) o electricidad. Los vehículos que funcionen con estos combustibles alternativos recibirán mayores subsidios para incentivar su adopción. Por otra parte, las unidades diésel convencionales podrán seguir operando hasta alcanzar su tiempo máximo de servicio.
Esta iniciativa se alinea con el Plan de Movilidad Sostenible de Buenos Aires y el Plan de Acción Climática 2050, que impone “la reducción de emisiones mediante la transición energética del transporte y la generación distribuida, el uso racional y más eficiente de la energía, la promoción de la economía circular y la gestión inteligente de residuos”, señaló el Gobierno de la Ciudad.
La transición requerirá nueva infraestructura, incluyendo estaciones de carga de alta potencia para autobuses eléctricos y estaciones de carga cautivas con sistemas específicos de compresión y almacenamiento para vehículos a GNC.
La decisión se sustenta en experiencias positivas de pruebas piloto, como el programa de Movilidad Urbana en Autobuses Eléctricos (MiniMUBE), que mostró una alta aceptación pública, reducción de ruido y cero emisiones de gases de efecto invernadero.
“Si bien este innovador servicio aún no cuenta con resultados definitivos, en esta primera etapa de implementación ha tenido una aceptación positiva por parte del público, transportando a 65.000 pasajeros en el primer mes, con una evaluación positiva del nivel de servicio superior al 90%, reduciendo los niveles de ruido en el centro de la ciudad y el casco histórico, mejorando la accesibilidad y la conectividad con el resto de la red, sin emisiones de gases de efecto invernadero”, señalaron también las autoridades de la CABA.
Además, todas las unidades nuevas incorporarán Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción (ADAS) para mejorar la seguridad vial, abordando problemas como los puntos ciegos.