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Sombrías previsiones del FMI para Argentina este año
Excluyendo a Argentina y Venezuela, el FMI prevé una tendencia a la baja de la inflación en la región El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una caída del 2,5% del PIB de Argentina y ha advertido de que el programa entre el país sudamericano y el organismo de crédito se encuentra en estado “crítico”, a poco más de una semana de las elecciones presidenciales.
Tras una vigorosa recuperación y resiliencia pospandémica a principios de año, se prevé que el crecimiento económico de América Latina y el Caribe se modere del 4,1% en 2022 al 2,3% en 2023. Excluyendo a Argentina y Venezuela, el organismo también prevé una tendencia a la baja de la inflación en la región, donde se proyecta que se sitúe en un 5% de media en 2023, por debajo del 7,8% de 2022.
El informe Perspectivas Económicas del FMI para las Américas, divulgado este viernes en Marrakech, Marruecos, también señala que la retracción de la actividad económica de Argentina se debió a la “severa sequía”, pero se proyectó una expansión del 2,8% para 2024.
El FMI prevé que la inflación en Argentina alcance el 137,5% a finales de año, aunque “dependerá de la evolución del traspaso del tipo de cambio y del grado de endurecimiento de las políticas”.
El informe también advierte que “los riesgos a la baja siguen dominando las perspectivas, como reflejo de la frágil situación económica y social, las incertidumbres relacionadas con las elecciones y la vulnerabilidad a las perturbaciones externas”.
De ahí que el FMI considere que “una fuerte implementación y apropiación del programa apoyado por el FMI serán críticas para salvaguardar la estabilidad y abordar los persistentes desequilibrios macroeconómicos”. Con todo, la inflación se reduciría al 69,5% a finales de 2024.
Con relación a las cuentas públicas, se prevé que el gasto primario del Gobierno caiga del 39,6% del PIB en 2020 al 35,4% este año y al 35,1% el próximo, en medio de una reducción del déficit primario del 1,8% del PIB en 2022 al 1,6% este año y al 0,5% el próximo. También se contempla una reducción de la deuda bruta del Estado del 89,5% del PIB en 2023 al 79,9% en 2024.
El informe señala asimismo que las vastas reservas de minerales críticos para la transición energética disponibles en la región representan una oportunidad para impulsar el comercio y la producción. Se espera que la creciente demanda mundial de estos minerales beneficie a los países sudamericanos con grandes reservas, como Chile, Perú, Brasil, México y Argentina.
“América Latina ha sorteado con éxito los recientes shocks mundiales y tuvo un sólido desempeño en 2022 y principios de 2023, aunque el crecimiento se está debilitando” argumentó Rodrigo Valdés, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, quien explicó asimismo que “La desaceleración es el resultado de políticas más restrictivas adoptadas para contener la inflación y el deterioro del entorno externo, reflejado entre otras cosas en un menor crecimiento de los socios comerciales, condiciones de financiamiento externo menos favorables y menores precios de las materias primas”.
Entre las amenazas externas figuran la ralentización del crecimiento de los principales socios comerciales, la volatilidad de los precios de las materias primas, nuevos choques inflacionistas, el retorno de las turbulencias a los mercados financieros mundiales y la intensificación de las tensiones geopolíticas. A escala regional, los principales riesgos se refieren a un posible resurgimiento de las presiones inflacionistas y al recrudecimiento de las tensiones sociales.
El Fondo también considera que el clima plantea importantes desafíos a corto y medio plazo, especialmente para América Central, Panamá y la República Dominicana, y para el Caribe, ya que la región debe prepararse para El Niño, un fenómeno que podría generar inundaciones en Ecuador y el norte de Perú, y sequías en Colombia, América Central y el sur de Perú. “Afortunadamente, países como Argentina, Paraguay y Uruguay podrían beneficiarse de un muy necesario aumento de las precipitaciones”.
Las perspectivas de crecimiento a medio plazo para América Latina siguen siendo “moderadas”. A nivel mundial, se prevé que las economías emergentes y en desarrollo crezcan un 4,4% de media, mientras que el PIB de la región se expandirá anualmente en torno al 2,5%, en línea con su media histórica antes de la pandemia.
El Fondo señala que “promover un crecimiento sostenible e integrador requiere abordar problemas estructurales de larga data, adaptarse a los nuevos retos y reforzar la cohesión social”.
