Tras el intento de asesinato del 1 de septiembre contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), las autoridades argentinas han introducido cambios en los protocolos de seguridad en torno al presidente Alberto Fernández y otros altos funcionarios, se informó este viernes en Buenos Aires.
Hubo amenazas que antes se dejaban pasar para que no dijeran que estábamos exagerando, pero vimos que podían tomar medidas, dijo una fuente de la agencia de seguridad citada por el servicio de noticias NA. Hay un ambiente enrarecido que no se veía desde 1983, añadieron.
En este escenario, las amenazas realizadas a través de las redes sociales o las llamadas telefónicas se están considerando más seriamente, se informó también. Era imposible imaginar lo que pasó con la vicepresidenta, incluso para Cristina. Esas cosas no pasaban en Argentina, argumentaron las fuentes.
En cuanto a los detenidos por el atentado del 1 de septiembre, las fuentes dijeron que los cuatro eran jóvenes que están fuera del sistema, que son utilizados por la extrema derecha golpista.
Mientras tanto, se consideró inviable un acuerdo con la coalición opositora Juntos por el Cambio (JxC) para bajar el nivel de violencia y odio en la sociedad porque no están dispuestos a dialogar.
El presidente Fernández recordó a principios de esta semana, en declaraciones a medios españoles, que Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte, Agustina Díaz y Nicolás Carrizo -los 4 sospechosos detenidos- habían advertido que el mandatario sería el siguiente. Insistió en que, aunque no le gustaría separarse del pueblo durante sus salidas públicas, tendrá que estar más atento.
Sabag Montiel no es un marciano que vino a dispararle a Cristina Kirchner, no es una persona que salió de fuera nuestra sociedad, es una persona que vive en nuestra sociedad, explicó Alberto Fernández.