Las autoridades peruanas decidieron este miércoles aumentar en un tercio la capacidad de las ruinas arqueológicas de Machu Picchu, en una medida para ayudar a la recuperación del lugar tras años de restricciones por la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias económicas.
Según el Ministerio de Cultura, la capacidad de la ciudadela se ha ampliado de 3.044 a 4.044 personas para impulsar la economía de la región andina de Cusco. Antes de la pandemia, ingresaban unos 4.100 visitantes diarios.
Es una medida temporal que sólo estará vigente hasta el 31 de diciembre. Si no se cumplen las condiciones, volvemos a la capacidad anterior, dijo un funcionario del ministerio. Lo importante es cuidar la ciudadela y es algo que no vamos a dejar de lado. La misión del Ministerio de Cultura es preservar el patrimonio.
El anuncio desató críticas entre los especialistas. El antropólogo Fernando Astete, ex titular de Machu Picchu, argumentó que la concurrencia masiva genera problemas a la ciudadela y agregó que espera que se haya recibido una adecuada asesoría profesional al momento de tomar la medida. No es sólo una decisión de los funcionarios; la Unesco debería conocer la decisión de cambiar, subrayó.
Siempre ha rondado la intención de aumentar la tarifa máxima. Esto viene de un mercantilismo salvaje que parte de no entender lo que significa la memoria histórica de Machu Picchu y que debemos preservar por siempre y para siempre, dijo a La República el ex director del sitio David Ugarte.
La investigadora Bertha Bermúdez lamentó en declaraciones a El Comercio que siempre quieran traer más y más turistas.
En 2021, unas 447 800 personas visitaron la ciudadela, muy por debajo del millón y medio que recibió en 2019. En 2020, cuando estuvo cerrada durante ocho meses por la pandemia, solo tuvo 274.500 visitantes. En el primer semestre de 2022, unos 400.000 turistas han visitado el lugar.