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Biólogos monitorearán fauna del Atlántico Sur durante la campaña antártica de 2022

Sábado, 29 de enero de 2022 - 02:46 UTC
Científicos del Instituto Antártico Argentino (IAA) viajan a bordo del Irízar Científicos del Instituto Antártico Argentino (IAA) viajan a bordo del Irízar

El rompehielos ARA Almirante Irízar de la Armada Argentina incorporó a cuatro biólogos a su tripulación para monitorear la vida silvestre en el Atlántico Sur y alrededor de la Antártida, informó el servicio de noticias Télam.

El equipo científico a bordo del Irízar planea observar y registrar la fauna marina para recopilar datos adicionales sobre la relación entre los animales y sus fuentes de alimento mientras el rompehielos abastece a las 13 bases argentinas en la Antártida.

La observación de aves y mamíferos marinos es parte de un proyecto desarrollado desde 1987 e incluido en el Programa Antártico Argentino, cuya ejecución está a cargo del Instituto Antártico Argentino (IAA). La idea es estudiar cambios en el ecosistema marino. a través de la distribución, densidad, diversidad y relaciones tróficas de aves y mamíferos marinos en un contexto de calentamiento global.

Los expertos se centrarán en las zonas marinas donde la fauna se concentra para alimentarse y, por tanto, requieren un cuidado especial porque son críticas para los ciclos de vida de todas las especies.

La observación de aves y mamíferos marinos que realiza el Instituto Antártico Argentino desde 1987 es clave para determinar la “salud” del ecosistema en el Mar Argentino y en la Antártida, y constituye una política de Estado que se viene realizando desde 1987, según Télam.

El director del proyecto, José Luis Orgeira, del Departamento de Biología del IAA, señaló que se cumplen 35 años del emprendimiento científico que busca realizar “un seguimiento a largo plazo no solo del medio marino y sus variables ambientales, sino también de las especies que lo habitan”.

Orgeira también explicó que “la Antártida y sus áreas de influencia están habitadas por unas 35 especies de aves marinas y unas 21 de mamíferos marinos”.

“Muchos de ellos son considerados indicadores del estado de salud del ecosistema, lo que significa que si con el tiempo observamos cambios en sus abundancias o distribuciones, es una clara señal de que se están produciendo cambios en su entorno”, agregó.

Orgeira también dijo que ”debido al calentamiento ambiental, grandes plataformas de hielo se están derrumbando en diferentes partes de la Antártida, particularmente en la Península

Antártica y el Mar de Weddell; esto implica miles de millones de toneladas de agua dulce vertidas en un medio salado, el mar”, prosiguió el científico.

“Los océanos tienen un cierto equilibrio en sus propiedades físicas y químicas. Cuando este equilibrio se rompe, sus propiedades se alteran y pueden no ser aptos para los organismos que sirven de alimento a las aves, modificar la velocidad y profundidad de sus corrientes marinas y muchas comienzan a desaparecer los efectos benéficos que las masas de agua ejercen sobre los continentes. Es algo así como un efecto dominó”, explicó Orgeira.

“Son los cambios que perciben las aves y los mamíferos marinos y que se manifiestan en el tiempo, por lo que cuantos más datos tengamos, más fieles serán los modelos predictivos de los cambios en el medio ambiente y los ciclos de vida de las especies”, concluyó el biólogo.

(Fuente: Télam)