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El arzobispo Tutu, ganador del Premio Nobel de la Paz, muere a los 90 años

Lunes, 27 de diciembre de 2021 - 10:05 UTC

El arzobispo sudafricano Desmond Tutu, una figura icónica durante la lucha contra el apartheid, murió este domingo a la edad de 90 años en Ciudad del Cabo, se informó. A Tutu le sobreviven su esposa de 66 años y sus cuatro hijos.

Tutu fue una de las razones por las que Sudáfrica no terminó enredada en una guerra civil, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1984. En los últimos años, él y su esposa, Leah, vivían en una comunidad de jubilados en las afueras de Ciudad del Cabo.

La muerte de Tutu “es otro capítulo de duelo en la despedida de nuestra nación a una generación de sudafricanos destacados que nos han legado una Sudáfrica liberada”, dijo el presidente Cyril Ramaphosa en un comunicado.

El funeral de Tutu tendrá lugar el 1 de enero en la Catedral de San Jorge en Ciudad del Cabo, su antigua parroquia, y cerrará una semana de eventos y actos de duelo.

El clérigo, conocido como “la voz de los sin voz”, nació en 1931 en Klerksdorp, una pequeña ciudad al suroeste de Johannesburgo. Hijo de una trabajadora doméstica, Aletta Tutu, y de un maestro, Zachariah Tutu, en 1953 se graduó de la docencia y en 1958 ingresó en el St. Peter's Theological College en Rosettenville para formarse como sacerdote.

En 1967, Desmond Mpilo Tutu se convirtió en capellán de la Universidad de Fort Hare. Luego vivió en el pequeño reino africano de Lesotho y en Gran Bretaña, antes de regresar a su país en 1975, donde luchó activamente contra la segregación racial. Ese mismo año fue nombrado decano de la catedral anglicana de Johannesburgo, cargo al que accedió por primera vez un negro, y se instaló en el gueto de Soweto, donde fue testigo de una de las etapas más convulsivas del apartheid con las protestas estudiantiles de 1976 en las que murieron más de 600 personas.

En 1977, fue nombrado obispo de Lesotho y, un año después, fue designado secretario general del Consejo de Iglesias de Sudáfrica. En ese momento comenzó a expresar abiertamente su apoyo al movimiento Black Consciousness e intensificó su activismo anti-apartheid hasta convertirse en una figura internacional.

En 1990, después de 27 años en prisión, Mandela pasó su primera noche de libertad en la residencia de Tutu en Ciudad del Cabo. Más tarde, Mandela llamó a Tutu “el arzobispo del pueblo”. Con Mandela, Tutu fue nombrado presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, organismo creado por la Ley de Promoción de la Unidad Nacional y la Reconciliación de 1995, que tenía como objetivo hacer justicia a quienes eran víctimas de políticas segregacionistas.

“Sin perdón no hay futuro”, dijo en ese momento. El informe de 1998 de la comisión atribuyó la mayor parte de la culpa a las fuerzas del apartheid, pero también declaró al Congreso Nacional Africano culpable de violaciones de derechos humanos. El ANC intentó bloquear la publicación del documento, lo que le valió una reprimenda de Tutu. “No luché para eliminar a un grupo de aquellos que pensaban que eran dioses de hojalata para reemplazarlos con otros que están tentados a pensar que lo son”, dijo Tutu.

El apartheid se había impuesto en Sudáfrica en 1944 y fue el presidente Frederik de Klerk, fallecido el mes pasado y premio Nobel junto con Nelson Mandela, quien en 1991 puso fin a ese sistema.

La carrera de Tutu estuvo marcada por una constante defensa de los derechos humanos, algo que lo llevó a distanciarse en numerosas ocasiones de la jerarquía eclesiástica para defender abiertamente posiciones como los derechos homosexuales o la eutanasia. En 2013, al lanzar una campaña por los derechos de las personas LGBTQ en Ciudad del Cabo, dijo: “No adoraría a un Dios que sea homofóbico”. Tutu también acuñó la frase de que Sudáfrica era “un país del arco iris”.

En la última etapa de su vida también se pronunció a menudo contra la corrupción de los nuevos poderes de la democracia sudafricana y contra problemas globales como el cambio climático. En 1997, recientemente retirado como líder de la Iglesia Anglicana Sudafricana, le habían diagnosticado un cáncer de próstata por el que se sometió a tratamiento, pero en los años siguientes sufriría varias recaídas y otros problemas médicos.

En 2010, Tutu anunció que se retiraba permanentemente de la vida pública para pasar más tiempo con su familia. “Ha llegado el momento de ir más despacio, de tomar té con mi amada esposa por las tardes, de ver cricket, de viajar para visitar a mis hijos y nietos en lugar de asistir a conferencias y convenciones”, dijo en ese momento.

A lo largo de la década de 1980: cuando Sudáfrica se vio afectada por la violencia contra el apartheid y un estado de emergencia que otorgó a la policía y al ejército amplios poderes, Tutu fue uno de los negros más prominentes capaces de hablar en contra de los abusos. Tutu fue arrestado en 1980 por participar en una protesta y luego le confiscaron su pasaporte por primera vez. Lo recuperó para viajes a Estados Unidos y Europa, donde mantuvo conversaciones con el secretario general de la ONU, el Papa y otros líderes de la iglesia. Tutu pidió sanciones internacionales contra Sudáfrica y conversaciones para poner fin al conflicto.

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