Las políticas del gobierno argentino de restringir las exportaciones de carne han afectado la producción ganadera, reduciendo el consumo interno ante la suba de precios, justo lo que se suponía que debían evitar las medidas, según un informe de la Bolsa de Valores de Rosario (BCR) publicado este viernes.
El estudio advirtió que la continuidad de las restricciones a las exportaciones de carne vacuna hasta el 31 de octubre afectará el desempeño externo de la cadena ganadera y cárnica, así como el mercado local.
El documento también señaló que se registraron caídas en el trabajo, la producción, el consumo y las exportaciones, y que los precios pagados a los productores disminuyeron mientras los precios minoristas continuaron subiendo, aunque de manera moderada.
El relevamiento también detalló que la faena en el trimestre mayo-julio fue la más baja desde 2016, con una caída interanual del 12,3% y lejos de los 3,5 millones de cabezas en el mismo período de 2020. Esta disminución provocó que la producción de carne cayera un 10,7% para llegar a 720.000 toneladas de carne de res con hueso, el nivel más bajo desde 2017.
Las medidas de protección también incidieron negativamente en el consumo y las exportaciones en el mismo período analizado por el BCR. Con respecto a 2020, el consumo cayó un 6,5%, hasta alcanzar los 34,39 kilos por habitante y se convirtió en el récord por habitante más bajo registrado por el Ministerio de Agricultura.
Mientras tanto, las exportaciones cayeron casi un 21%, lo que en moneda fuerte equivaldría a una pérdida por valor de 150 millones de dólares.
Los topes de exportación fueron cualquier cosa menos una buena noticia para los productores. Desde principios de año los precios en el Mercado de Liniers (Buenos Aires) para las vacas cayeron un 1,7%.
“El período de inversión involucra ciclos extensos y la ausencia de reglas claras daña severamente la confianza de los inversionistas del sector primario y de la industria”, señalaron los economistas Alberto Lugones y Julio Calzada, citados por Infobae.
Los topes de exportación traen incertidumbre a la agricultura a la hora de tomar decisiones como la rotación de áreas destinadas a pastoreo y cultivos verdes, además de las pérdidas económicas que afectan el empleo rural y el desarrollo local en lugares como la provincia de Santa Fe, que representa alrededor del 40%. de las exportaciones nacionales de carne.
“Este es un panorama claramente desalentador para los ganaderos en un contexto inflacionario. El precio del ternero es el que más sufrió por el cierre de las exportaciones en mayo, pero el precio de la vaca es el que bajó a lo largo del año en curso”, señalaron los analistas.
Desde el tope a las exportaciones, “los consumidores no han registrado caídas considerables en los precios [minoristas]”, y “si Argentina quiere consolidarse como un proveedor de alimentos confiables a nivel mundial, el cierre de las exportaciones de carne va en sentido contrario”, resumieron.
Según un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA) difundido esta semana, las pérdidas en la cadena ganadera y cárnica por restricciones a la exportación, superaron los US $ 1.000 millones. “No estamos contentos no solo por el sector que represento; No lo somos, porque las decisiones que toma el Gobierno Nacional evidentemente perjudican a todo el país ”, había dicho el presidente de la SRA, Nicolás Pino.