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Irlanda del Norte, insatisfecha con Brexit, se retira temporalmente del acuerdo de paz

Lunes, 8 de marzo de 2021 - 08:40 UTC
Los unionistas protestantes que siempre han querido que Irlanda del Norte siga formando parte del Reino Unido se separan del Acuerdo de Viernes Santo Los unionistas protestantes que siempre han querido que Irlanda del Norte siga formando parte del Reino Unido se separan del Acuerdo de Viernes Santo

Los unionistas de Irlanda del Norte dicen que se apartan temporalmente del llamado Acuerdo del Viernes Santo, que firmaron en 1998, porque sienten que con la implementación del Brexit los norirlandeses están siendo afectados y excluidos del resto del Reino Unido. Esto tensiona aún más la separación de los británicos de la Unión Europea, luego que Londres decidiera unilateralmente extender el periodo de gracia de los controles a los productos agroalimentarios que ingresan a Irlanda del Norte.

”Los grupos leales retiran su apoyo al Acuerdo (de Paz) de Belfast“. Estas fueron las palabras que le escribió David Campbell, presidente del Consejo de Comunidades Leales, al primer ministro Boris Johnson en una carta fechada el 3 de marzo. El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, también tiene una copia de la misiva.

De esa manera, los unionistas protestantes que siempre han querido que Irlanda del Norte siga formando parte del Reino Unido se separan del Acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo de Belfast. Este pacto se firmó en 1998 y terminó con décadas de violencia entre los 'leales' y los nacionalistas católicos, que luchan para que Irlanda, Eire, e Irlanda del Norte, Ulster, sean un solo país.

Pero ahora ese acuerdo de paz entra en un periodo de inestabilidad y la razón de ello es el Brexit. Los paramilitares 'leales', incluidos la Fuerza de Voluntarios del Ulster, la Asociación de Defensa del Ulster y el Comando Mano Roja, explicaron que estaban preocupados por la interrupción del comercio entre Reino Unido e Irlanda del Norte.

Y es que en las negociaciones del Brexit, tanto los británicos como los 27 países de la Unión Europea concertaron que para respetar los acuerdos de paz no pondrían una frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte. A cambio, desde el 1 de enero de 2021, comenzaron ciertos controles en los puertos sobre el mar de Irlanda para evitar que los productos que circulan en Inglaterra, Escocia y Gales pasen a Irlanda del Norte y luego a Irlanda -estado miembro de la UE- sin cumplir los estándares sanitarios del bloque europeo.

Por eso, el llamado Protocolo de Irlanda del Norte, que se firmó dentro de las negociaciones del Brexit, regula que los supermercados norirlandeses necesitan un certificado sanitario para garantizar que todos los productos animales -como las carnes o los lácteos- que vienen del resto del territorio británico cumplan con los estándares de la Unión Europea.

Pero los unionistas han criticado ese pacto. En la carta, los 'leales' dicen que las nuevas reglas comerciales para controlar los productos sobre el mar de Irlanda socavan la base del acuerdo del Viernes Santo, porque para ellos los aleja de los británicos. Los 'leales' agregaron que por esa razón no apoyarían la negociación de paz hasta que hubiera ”acceso sin restricciones para bienes, servicios y ciudadanos en todo el Reino Unido“.

A pesar de que el retiro es temporal, los unionistas le advirtieron al primer ministro británico que si él o la UE ”no están preparados para honrar la totalidad del acuerdo (de Belfast), serán responsables de la destrucción permanente“ de este mismo.

Una de las preguntas que surge ante el anuncio es si los unionistas están dispuestos a tomar las armas, como en el peor momento del conflicto norirlandés. Si bien la carta habla de un retiro pacífico, deja una puerta abierta al regreso de las hostilidades.

Los grupos paramilitares expresaron que la oposición unionista al Protocolo de Irlanda del Norte era ”pacífica y democrática“, pero también hicieron una advertencia. Para ellos, ese punto del Brexit socava la ”base sobre la cual el Comando Militar Combinado Leal acordó su alto el fuego de 1994 y el apoyo posterior al Acuerdo de Belfast“. ”Por favor, no subestime la fuerza de los sentimientos sobre este tema en toda la familia unionista“, agregó la misiva.

A pesar de que no hay una garantía firme de que la tregua que existe desde hace más de 20 años seguirá en pie, algunos políticos cercanos a los 'leales' insisten en que la violencia armada no volverá al país.

”No tiene sentido que los paramilitares 'leales' fueran a volver a la violencia en oposición al Protocolo de Irlanda del Norte“, expresó Jeffrey Donaldson, parlamentario del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte.

Por su parte, la líder del mismo partido y primera ministra norirlandesa, Arlene Foster, enfatizó que los unionistas dijeron en su carta ”que querían seguir un camino pacífico, un camino político“ y agregó que acoge con ”satisfacción” esas palabras.

Foster también recalcó que le preocupa el hecho que quienes apoyaron las negociaciones de paz hayan decidido “que ya no pueden hacerlo debido al protocolo” acordado en el Brexit. “Ahora sienten que el equilibrio en el Acuerdo de Belfast se ha ido”, concluyó.

Si bien el retiro de los unionistas es nuevo, su oposición al llamado Protocolo de Irlanda del Norte viene de tiempo atrás. Pocos días después que a comienzos de este año empezaran los controles en el mar de Irlanda a los productos provenientes del territorio británico, aparecieron grafitis en los que se amenazaba a los trabajadores portuarios. Eso obligó a las autoridades norirlandesas a detener temporalmente los controles veterinarios.

Luego, en febrero, aparecieron letreros firmados por los unionistas en oposición al control interno. Su queja principal es que las nuevas regulaciones han impedido la importación de ciertos productos, han incrementado los precios de otros y las empresas de Irlanda del Norte dicen que están luchando para hacer frente a la nueva burocracia.

Del otro lado, la tensión escaló a las negociaciones con la UE el día 11 del mismo mes, cuando el bloque aseguró que algunos bienes no estaban siendo chequeados en el mar de Irlanda y estaban entrando al mercado único europeo sin ningún control.

Durante todo este tiempo, el Gobierno británico ha defendido la misma postura que, ante todo, quiere garantizar el bienestar económico de Irlanda del Norte. Para demostrarlo, la Administración de Johnson anunció que extenderá hasta octubre un “período de gracia” temporal que exime los controles sobre los productos agroalimentarios que ingresan a Irlanda del Norte. La decisión la tomó de manera unilateral a pesar que el pacto con la Unión Europea es que ese tiempo de preparación acabaría el 31 de marzo.

Los británicos defendieron la prórroga diciendo que eran “medidas técnicas temporales (...) para proporcionar más tiempo para que empresas -como supermercados y operadores de paquetería- se adapten e implementen los nuevos requisitos”.

Pero lo que para los británicos es únicamente una “razón operativa”, para la Unión Europea representa una “violación” al Protocolo de Irlanda del Norte, según Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea y jefe conjunto de un comité de la UE y el Reino Unido sobre Irlanda del Norte.

“Esto también constituye una clara desviación del enfoque constructivo que ha prevalecido hasta ahora”, agregó Sefcovic en un comunicado. La Comisión Europea advirtió que respondería con los medios legales establecidos por el Brexit a lo que consideró como la segunda amenaza de Reino Unido contra el derecho internacional.

Irlanda tampoco recibió de buena manera la decisión de los británicos. El ministro de Relaciones Exteriores irlandés, Simon Coveney, dijo que el comportamiento del Reino Unido muestra que la UE está tratando con un socio “en el que simplemente no pueden confiar”. Esto a pesar de que el portavoz del primer ministro Johnson explicó que sí le “notificaron” oficialmente la prórroga a la Comisión Europea y a Irlanda a comienzos de esta semana.

Fue así como la extensión del periodo de gracia para los comerciantes norirlandeses hizo que el Gobierno británico se enfrentara de nuevo a la UE. Y aunque parecía en un principio que la decisión le daría margen de maniobra para calmar los ánimos de los unionistas al interior de Irlanda del Norte, al final los 'leales' confirmaron lo que se temía: su escisión del Acuerdo de Paz.

Esto pone a Reino Unido entre la espada y la pared, porque salvar el Acuerdo del Viernes Santo no solo es importante para el país, sino también para sus relaciones internacionales. Y es que durante su campaña presidencial, el ahora mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que si el Acuerdo de Belfast de 1998 se rompía en medio del Brexit, el país norteamericano no tendría un acuerdo comercial independiente con los británicos.

Todos estos escenarios son los que enfrenta el gobierno de Johnson tras la carta que recibió de los unionistas y las tensiones con la Unión Europea.