Un senador republicano dijo a sus electores que el presidente Donald Trump lame el trasero de los dictadores, maltrata a las mujeres y usa la Casa Blanca como un negocio, según una grabación de una llamada telefónica revelada por los medios estadounidenses.
Ben Sasse, senador de Nebraska, advirtió que la probable derrota de Trump en las elecciones del 3 de noviembre podría terminar con el control republicano del Senado.
Estoy evaluando la posibilidad de un baño de sangre republicano en el Senado, dijo, luego que la misma preocupación fuera expresada en los últimos días por los senadores Ted Cruz y Lindsey Graham, dos aliados de Trump.
Durante la conversación con sus votantes, Sasse, un conservador religioso, dijo no disculparse en absoluto por defender siempre sus valores cuando los del presidente son deficientes, no solo para un republicano sino para un estadounidense.
Y a renglón seguido lanzó una retahíla de críticas contra el mandatario republicano, rezagado en las encuestas frente al demócrata Joe Biden.
La forma en que lame el trasero de los dictadores, señaló, apuntando que Trump ignora la opresión china de los uigures y el movimiento democrático de Hong Kong. No ha movido un dedo por los hongkoneses, añadió.
No es solo que no lidera a nuestros aliados, es que Estados Unidos ahora traiciona regularmente a nuestros aliados, apuntó, señalando que los ha alejado hacia China.
Sasse también opinó que Trump gasta como un marinero borracho y que a puertas cerradas se burla de los cristianos evangélicos, un importante grupo de votantes republicanos.
Su familia ha tratado la Presidencia como una oportunidad de negocios. Ha coqueteado con los supremacistas blancos, continuó.
También dijo que Trump nunca se tomó en serio la pandemia, que ya lleva más de 217.000 muertos en Estados Unidos, el país más afectado del mundo.
Primero, ignoró el covid. Y luego entró en modo cierre económico total. Él fue quien dijo que 10 a 14 días de cierre arreglarían esto, y eso siempre estuvo mal, recordó.
Sasse, quien se postula para la reelección, enfatizó que nunca apoyó al presidente, y lo acusó de dañar profundamente al Partido Republicano, empujando a los jóvenes y a las mujeres permanentemente al Partido Demócrata.
En última instancia, está conduciendo al país más hacia la izquierda, dijo. Este ha sido mi miedo durante cinco años.
Advirtió además que el control demócrata del Congreso y la Casa Blanca amenazaría la libertad religiosa y la erosión de otros derechos y que en diez años convertiría a la Corte Suprema en algo similar a Venezuela.
En ese caso, dijo, los republicanos se preguntarán: ¿Qué diablos estábamos pensando cualquiera de nosotros, que vender un individuo narcisista obsesionado con la televisión al pueblo estadounidense era una buena idea?.
No es una buena idea, recalcó, y advirtió sobre un tsunami azul en noviembre, en alusión al color que identifica a los demócratas.