A casi una semana de las explosiones que arrasaron con parte de Beirut, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, renunció el lunes y acusó a la elite del país de haber obstaculizado su Gobierno para tapar sus errores y su responsabilidad en la devastación en la capital, lo que alimentó aún más la incertidumbre y los reclamos de cambio en las calles.
Desde más temprano, grupos de manifestantes protestaban en las calles de Beirut, pese a la represión con gases lacrimógenos de la Policía, y tras conocerse la renuncia de Diab, algunos festejaron mientras otros redoblaron sus pedidos de elecciones anticipadas.
Al caer la noche, las corridas, la represión y los gritos de manifestantes pidiendo un cambio político de verdad seguían resonando en las calles de la capital.
Primero a cuentagotas y luego con más velocidad, embajadores, diputados y ministros renunciaron en estos seis días en abierto rechazo a lo que consideraron un Estado y una clase dirigente cómplice con la peor devastación que haya sufrido el país en un solo día, con al menos 220 muertos y más de 7.000 heridos, pese a tener una historia reciente y dolorosa de guerras e invasiones militares.
El sábado, Diab había prometido presentar un proyecto de ley para convocar elecciones anticipadas y se había dado a él y al congreso dos meses para aprobar una reforma política, que atendiera a los reclamos de las manifestaciones que revivieron con las explosiones del martes pasado, pero que ya habían forzado la renuncia del Gobierno anterior, el año pasado.
Diab había hecho estas promesas en medio de una multitudinaria protesta en Beirut, que pidió un cambio profundo en la política sectaria del país y llegó hasta tomar cuatro ministerios, antes de que el Ejército fuera desplegado y los manifestantes reprimidos.
La gran incógnita era si el congreso, símbolo del sectarismo basado en la representación de las comunidades religiosas que dominan la política del país, iba a apoyar la convocatoria electoral de Diab.
El discurso de renuncia del premier parece indicar que no.
”La élite ha estado por décadas (en el poder) y su olor está en todos lados. Sus políticas dejaron al país al borde del abismo. Deben avergonzarse. No nos paran de atacar para protegerse a si mismos y tapar sus errores. Tenemos que volver a estar con la gente, pelear con ellos contra la corrupción, debemos ser parte de la gente, aseguró Diab, según la cadena Al Jazeera.
El sistema de corrupción es mayor que el Estado. Un ejemplo explotó en el puerto de Beirut”, continuó.
Todos los miembros de este Gobierno hicieron su mayor esfuerzo, no tenemos un interés personal, solo queremos mejorar a nuestro país, concluyó el premier en un mensaje en el que siempre se diferenció de la élite y los Gobiernos anteriores cuyas políticas destruyeron al país.