A casi una semana de las explosiones que arrasaron con parte de Beirut, el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, renunció el lunes y acusó a la elite del país de haber obstaculizado su Gobierno para tapar sus errores y su responsabilidad en la devastación en la capital, lo que alimentó aún más la incertidumbre y los reclamos de cambio en las calles.