El gobierno interino de Bolivia anunció este martes el nombramiento de un embajador en Estados Unidos por primera vez en once años, después que el anterior fuera expulsado por Washington a raíz de un conflicto diplomático durante el Ejecutivo de Evo Morales.
Walter Oscar Serrate fue designado embajador de Bolivia en Washington por el Gobierno interino de Jeanine Áñez en un cambio radical de la política exterior del país respecto a los casi catorce años en el poder de Morales, quien renunció a la Presidencia el pasado 10 noviembre a sugerencia de las Fuerzas Armadas.
La Cancillería de Bolivia comunicó este martes por Twitter el nombramiento, sin precisar cuándo se produjo, en un mensaje con una imagen de la canciller interina, Karen Longaric, junto a Serrate.
El mensaje en la red social destaca que el nuevo embajador extraordinario con representación plenipotenciario fue representante permanente de Bolivia ante la ONU. Fuentes de la cancillería aseguraron que no está previsto por ahora algún pronunciamiento en detalle sobre la designación, que tiene que ser ratificada por el Senado boliviano.
Bolivia y Estados Unidos rompieron relaciones a nivel de embajadores en 2008, cuando el Gobierno de Evo Morales expulsó al embajador estadounidense, Philip Goldberg, tras acusarlo de supuesta conspiración, algo que fue negado por Washington. En respuesta a esa acción de Bolivia, el Gobierno de George W. Bush respondió de la misma manera con el representante boliviano, Gustavo Guzmán. Tras ese incidente ambos países han mantenido relaciones únicamente a nivel de encargados de Negocios.
En 2011, bajo el Gobierno de Barak Obama, Bolivia y Estados Unidos firmaron un acuerdo marco de respeto mutuo por el que se fijaban algunos pasos para la restitución de relaciones que debían finalizar con una reposición de embajadores. Pese a aquel intento, el Gobierno de Morales criticó varias veces a Estados Unidos por una supuesta intromisión en asuntos internos en temas como el narcotráfico o la calidad democrática.
El Gobierno de Áñez, que asumió el poder de forma interina el pasado 12 de noviembre, ha dado un giro radical respecto a los casi catorce años en el poder de Morales. Una de las primeras decisiones fue distanciarse de gobiernos como los de Cuba y Venezuela, aliados políticos de Morales, hasta el punto de expulsar a cientos de médicos cubanos de Bolivia y reconocer a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela tras romper relaciones con Nicolás Maduro.
El Ejecutivo provisional mantiene además duras críticas hacia el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, al que presentó una protesta formal por permitir que Evo Morales, asilado en México, incumpla a su entender las normas de asilo que le impedirían hacer declaraciones políticas sobre la situación en Bolivia. Evo Morales salió hacia México el pasado 11 de noviembre, un día después de anunciar su renuncia, tras un informe de la Organización de Estados Americanos que advirtió irregularidades en los comicios del 20 de octubre en los que fue proclamado vencedor para un cuarto mandato consecutivo.