El presidente electo de Argentina Alberto Fernández abogó el martes por “darle al continente la igualdad que no tiene”, al advertir que el “gran desafío” de América Latina es “dejar de tener ese estigma que nos convierte” en la zona del mundo con “mayor desigualdad”.
Al brindar una conferencia magistral en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el penúltimo día de su visita a ese país, Fernández atribuyó las crisis sociales de Ecuador y Chile a las inequidades que estaban ocultas, además de reclamar la libertad del ex presidente brasileño Lula Da Silva.
En la ponencia, titulada Los desafíos de América latina, el mandatario electo también apoyó al jefe de Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de quien dijo que representa la primera bocanada de aire en América Latina porque a partir de su gestión, dijo, ese país volvió a mirar al sur.
En otro tramo de su conferencia, Fernández apoyó, además de a Lula, a los ex mandatarios Rafael Correa (Ecuador), y Cristina Kirchner, vicepresidenta electa de la Argentina, al señalar que los tres fueron víctimas de un sistema judicial que articularon para perseguir a los líderes populares.
Correa terminó exiliado, Lula preso y Cristina amenazada sistemáticamente, dijo y, sobre el caso de su compañera de fórmula, añadió: ”No pudieron avanzar porque sus mentiras (de los acusadores) fueron muchas y las pruebas eran inexistentes, porque el pueblo la eligió y le dio fueros, y porque atrás estaba el peronismo.
Tras definir que no era casual que su primera visita como presidente electo hubiera sido México, al destacar que dio asilo a argentinos perseguidos por la dictadura, Fernández recordó que durante muchos años ese país miró al norte, hasta que un día llegó López Obrador y volvió a mirar al sur.
Al referirse a las crisis en Ecuador y Chile, Fernández evaluó: Un día los que pierden derecho dicen 'yo tengo derecho a tenerlos', y allí vienen las reacciones sociales que después lamentamos, y muchos dicen 'no entiendo qué pasó'.
Durante todos estos años escuché decir que Chile era el ejemplo a seguir, porque pareció que la macroeconomía funcionaba, pero la desigualdad era muy grande. El único milagro chileno es que la gente no reacciona, dijo, y completó: Y un día reaccionaron, y pusieron sobre la masa todas las inequidades que estaban ocultas.
Fernández evaluó entonces que un buen continente se construye incorporando gente a la sociedad, dándole derechos y garantizándoles posibilidades de progreso. De esa manera, para el mandatario electo el que no tiene derecho al trabajo, o tiene un trabajo precario, no tiene libertad.
Al trazar comparaciones con los casos de Chile y Ecuador, Fernández expresó: En Argentina fuimos distintos, como México, porque los postergados tuvieron derechos. Acá hubo una revolución, y allá (por Argentina) la revolución se llamó peronismo. Y un día, acá y allí, empezaron a darles derechos a los postergados.
En esa línea, subrayó que el gran desafío es dejar de tener ese estigma que tenemos y nos convierte en el continente con mayor desigualdad. Cuando asuma, el 40% de los argentinos estará por debajo de la línea de pobreza. Nadie puede estar bien con su conciencia sabiendo esto. Ha llegado la hora de generar condiciones de igualdad”, completó.