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Argentina: A cuatro años sigue sin resolverse el asesinato del fiscal Alberto Nisman

Sábado, 19 de enero de 2019 - 09:01 UTC
Nisman apareció muerto de madrugada, el 18 de enero, en el baño de su apartamento. Tenía un balazo en la cabeza Nisman apareció muerto de madrugada, el 18 de enero, en el baño de su apartamento. Tenía un balazo en la cabeza
Israel acaba de proclamar que Alberto Nisman fue un héroe, un hombre que trató de hacer justicia y fue asesinado, probablemente, por los servicios secretos paralelos Israel acaba de proclamar que Alberto Nisman fue un héroe, un hombre que trató de hacer justicia y fue asesinado, probablemente, por los servicios secretos paralelos
El sábado 17, el informático Diego Lagomarsino, colaborador de Nisman hoy procesado como partícipe necesario en el asesinato, llevó a su jefe una vieja pistola El sábado 17, el informático Diego Lagomarsino, colaborador de Nisman hoy procesado como partícipe necesario en el asesinato, llevó a su jefe una vieja pistola
La primera fiscal del caso, Viviana Fein, tuvo una actuación catastrófica. Unas sesenta personas pasearon durante horas por la escena del crimen La primera fiscal del caso, Viviana Fein, tuvo una actuación catastrófica. Unas sesenta personas pasearon durante horas por la escena del crimen
La Juez Arroyo, ex mujer de Nisman, en diciembre renunció a ser parte querellante en la causa por la muerte del fiscal, por las amenazas contra ella y sus hijas La Juez Arroyo, ex mujer de Nisman, en diciembre renunció a ser parte querellante en la causa por la muerte del fiscal, por las amenazas contra ella y sus hijas

Han pasado cuatro años y la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman sigue sin resolverse. A principios de 2015, el fiscal se aprestaba a denunciar a la presidente Cristina Fernández de Kirchner y al canciller Héctor Timerman por encubrimiento de los autores, presuntamente agentes iraníes, del atentado contra la Asociación Mutual Israelita de Argentina, AMIA, que el 18 de julio de 1994 había causado la muerte a 85 personas y más de 300 heridos.

Pero Nisman apareció muerto de madrugada, el 18 de enero, en el baño de su apartamento. Tenía un balazo en la cabeza. Al principio se trabajó sobre la hipótesis de un suicidio pero la Cámara Federal de Buenos Aires considera probado que fue un homicidio. Pero no hay sospechosos ni culpables. La investigación no avanza. Como el propio atentado de 1994, el asesinato sigue envuelto en oscuridad.

El gobierno de Israel acaba de proclamar que Alberto Nisman fue un héroe, un hombre que trató de hacer justicia y fue asesinado, probablemente, por los servicios secretos paralelos del kirchnerismo. Muchos lo creen. Otros muchos le consideran un villano, un evasor fiscal (tenía una cuenta oculta en Nueva York) que tras una dura discusión telefónica con su ex esposa empuñó una pistola y acabó con su vida. Hay argumentos de un lado y de otro.

Nisman viajó a Londres con su hija Iara, de 15 años, el primer día de 2015. Su ex esposa, la juez federal Sandra Arroyo Delgado, y la otra hija, Kala, de 8 años, debían encontrarse con ellos en París el 23 de enero. Ese viaje era el regalo de cumpleaños para Iara. Pero una vez en Europa, Nisman supo que el gobierno había apartado a dos fiscales federales incómodos para Cristina Kirchner y no tuvo dudas que él sería el siguiente. Pese a la reacción furiosa de su ex mujer, el fiscal decidió cancelar el resto del viaje y volvió a Buenos Aires desde Madrid.

El día 14 de enero, antes que pudieran retirarle el caso, presentó ante los tribunales una denuncia de 289 páginas contra la presidente y varios de sus ministros. Faltaban las pruebas, que iban a adjuntarse, en 19 DVD, el lunes 19 de enero. Consistían, básicamente, en escuchas telefónicas. Ese mismo día, Nisman debía comparecer ante el Congreso (algo insólito para un fiscal) y explicar sus investigaciones.

El viernes, 16 de enero, Nisman fue entrevistado por la Agencia Judía de Noticias: “Ojalá todos los ciudadanos, los 40 millones, puedan escuchar y ver la prueba que tengo entre mis manos”, dijo. El sábado 17, a las 8 de la tarde, el informático Diego Lagomarsino, entonces colaborador de Nisman y supuesto cómplice en una evasión de impuestos, hoy procesado como partícipe necesario en el asesinato, llevó a su jefe una vieja pistola que había heredado. Nisman quería un arma para protegerse. Cuando Lagomarsino abandonó el apartamento de Nisman en Puerto Madero, poco después de las 8, se fueron también los dos guardaespaldas que velaban por el investigador. Nisman murió unas seis horas después, sobre las 2 de la madrugada del domingo 18. Justo un día antes de presentar las pruebas.

Sus antiguos colaboradores afirman que Alberto Nisman estaba de buen ánimo y que el suicidio resulta impensable. La ex presidente, a su vez, dice “no tener pruebas pero tampoco dudas” de que fue un asesinato.

La primera fiscal que investigó el caso, Viviana Fein, tuvo una actuación catastrófica. Unas sesenta personas pasearon durante horas por la escena del crimen. Cualquier posible indicio fue destruido. Los escoltas limpiaron el arma con papel higiénico. Desaparecieron varios pendrives con documentación sobre el atentado contra la AMIA y sobre la supuesta conspiración de Cristina Fernández con el gobierno iraní para, bajo el paraguas de un memorándum de entendimiento, encubrir a los autores. De las pruebas supuestamente abrumadoras que Nisman debía aportar a los tribunales nunca más se supo, pese a que las conocían varios de sus colaboradores.

El mes pasado la ex mujer de Nisman, la juez Arroyo, renunció a ser parte querellante en la causa por la muerte del fiscal, cansada de las amenazas contra ella y sus hijas. La madre de Nisman sigue asegurando que su hijo fue asesinado y este viernes participó de un homenaje a su hijo en Israel, junto a autoridades del gobierno de Tel Aviv y personalidades judías. Entre otras cosas de plantó un olivo a la memoria de Nisman en el Parque de la Amistad Argentina-Israel.