La economía de Argentina caerá el 1% este año en gran parte por el golpe de una feroz sequía sobre el sector agrícola, aunque en 2019 se expandiría más del 1,5%, dijo el lunes el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
El ministro, que dialogó con agencias internacionales de noticias en momentos en que Argentina atraviesa dificultades financieras que están afectando el crecimiento, dijo que espera que el déficit de cuenta corriente en 2019 alcance al 3,0 por ciento del producto interno bruto (PIB).
“Por supuesto que el crecimiento ha sido menor que el que esperábamos. El impacto directo de la sequía ha sido de 1,3 puntos del PIB, pero si uno mira los impactos indirectos sobre maquinaria agrícola, transporte, comercio, la sequía se ha llevado 2 puntos de nuestro crecimiento de este año”, explicó el ministro.
A su vez, Dujovne dijo que la economía argentina se verá afectada por la incertidumbre que genera el reciente escándalo de corrupción en la obra pública entre el 2005 y el 2015, que involucra a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner y que llevó al arresto de ex funcionarios y empresarios.
Por otra parte, los activos argentinos se vieron especialmente afectados por una turbulencia en los mercados emergentes que llevó al banco central a subir la tasa de interés hasta el 45% anual para contener la devaluación del peso, que cayó casi un 40% en el año.
Dujovne dijo que la subida del riesgo país y el spread de los bonos en dólares no “reflejan adecuadamente los 'fundamentals' y el nivel de financiamiento que tiene Argentina”.
Argentina firmó en junio un acuerdo con el FMI por 50.000 millones de dólares, y podría tener cerrado el financiamiento del año si se renuevan tan solo el 40% de los vencimientos del sector privado. Si se renovaran el 100%, el Gobierno contaría con una prefinanciación hasta marzo del 2019.
“Los spreads de los bonos argentinos exageran absolutamente nuestro nivel de riesgo”, dijo Dujovne, quien agregó que solicitará al Fondo un desembolso de US$ 3.000 millones en septiembre.
El funcionario señaló que se pidió al FMI que se removiera del acuerdo un plan para que el Tesoro recompre letras intransferibles que actualmente están en manos del Banco Central por US$ 3.125 millones trimestrales, una cifra que acumularía US$ 15.000 millones hasta fin del 2019. La recompra de las letras generaba una “fuente de incertidumbre” en el mercado, explicó el ministro.
“Esa operación había sido ideada como forma de ir cancelando el stock de Lebacs del banco central. Pero toda vez que el Banco Central avanzó con un programa con fondos propios o con un diseño propio para la cancelación de Lebacs, consideramos junto con el Fondo que ya no era relevante mantenerlo”, explicó Dujovne.