Dos años después de prometer cancelarlas si es elegido, el candidato presidencial izquierdista de México, Andrés Manuel Lopez Obrador, parece haber tenido un cambio de opinión sobre las reformas del sector petrolero de 2013, que abrieron el sector energético del país a la inversión privada.
López Obrador, de 64 años, ha revisado la mayoría de las licitaciones de petróleo adjudicadas a compañías privadas y llegó a la conclusión que son beneficiosas para México, dijo durante una entrevista su principal asesor de negocios, Alfonso Romo.
AMLO, quien actualmente lidera las encuestas, descubrió que las subastas fueron bien ejecutadas y transparentes, dijo Romo en su sede en Ciudad de México de Vector, la firma de corretaje que posee. Romo agregó que ni una sola compañía sería nacionalizada si el candidato gana las elecciones el 1 de julio. AMLO perdió en 2006 en una cuestionada elección frente a Felipe Calderón, y en 2012 ante Enrique Peña Nieto.
“No habrá ninguna violación legal o cualquier otra cosa que pueda perturbar la confianza de los inversionistas, y agregó, Lo que hemos visto en el proceso de licitación es que son muy buenos para el país, están bien hechos, y hasta hoy no tenemos quejas”.
Si bien no es un respaldo total, López Obrador hizo un gesto ante las preocupaciones de los inversionistas y respaldar los contratos petroleros representa un cambio en relación a su rechazo anterior a los acuerdos que dijo fueron otorgados por un gobierno poco confiable.
Esas críticas generaron preocupación que López Obrador pudiera cancelar proyectos petroleros cuyo valor total sería de hasta US$ 153.000 millones en inversiones a largo plazo, de acuerdo con el mejor escenario de la Secretaría de Energía para los 91 contratos.
Romo, quien ha buscado generar acercamientos de López Obrador con la comunidad empresarial, dice que el candidato se ha moderado de su compromiso de hace dos años de poner fin a la reforma energética de México.
Romo insiste en que el favorito ha llegado a la conclusión de la necesidad de financiamiento privado en el sector, incluida la posibilidad de asociaciones privadas para dos nuevas refinerías que planea construir.
Romo, quien fuera designado el 15 de febrero jefe del gabinete propuesto por López Obrador, dijo que el resto de los contratos petroleros aún deben ser revisados porque acaban de ser adjudicados, y que se hará de buena fe. Romo dice que no tiene planes de formar parte del gabinete si López Obrador gana las elecciones.
Sin embargo, esta nueva flexibilidad aún no ha sido expresada directamente por López Obrador, quien el 18 de febrero repitió su promesa de detener la privatización de bienes y servicios públicos, aunque no mencionó el petróleo entre los ejemplos que dio.
También mantuvo otras posiciones polémicas. López Obrador aún insiste en trasladar un nuevo proyecto de aeropuerto de 13 mil millones de dólares, que ya está en marcha, a un nuevo sitio que argumenta será mucho más barato y evitará el cierre del actual aeropuerto de Ciudad de México.
López Obrador tendrá que convencer a los inversionistas que incluso si se pierde algo de dinero desmantelando el sitio de la construcción, se recuperará con el nuevo proyecto más pequeño, según Romo. Los inversionistas han expresado su preocupación sobre el costo de poner fin a un proyecto tan masivo y de reestructurar miles de millones de dólares en deuda vinculada al nuevo aeropuerto.
Romo responde que una ciudad tan grande como la capital de México debe tener dos aeropuertos en caso de un desastre natural. Reducir el tamaño del proyecto también ayudará a López Obrador a alcanzar su objetivo de déficit cero, según Romo.
Romo dijo que la promesa de López Obrador que no tiene vínculos con Venezuela es suficiente para él, especialmente porque México necesita enfocarse en resolver sus propios problemas antes de intervenir en los de otras naciones.
El tema es delicado porque en 2006 López Obrador perdió el apoyo en las encuestas cuando se presentó a la presidencia por primera vez, luego de que grupos empresariales sacaran anuncios que lo comparaban con el entonces presidente venezolano Hugo Chávez.