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La CIA en 1982 quería entregar las Falklands/Malvinas a Argentina y relocalizar los Isleños en Escocia

Miércoles, 25 de enero de 2017 - 19:35 UTC
Según el documento “por un período de tres años” los Isleños tenían la opción de quedarse en el archipiélago o “reubicarse en un área de jurisdicción británica” Según el documento “por un período de tres años” los Isleños tenían la opción de quedarse en el archipiélago o “reubicarse en un área de jurisdicción británica”
“Los residentes que no quieran relocalizarse tendrán la libertad de permanecer y convertirse en ciudadanos argentinos en un plazo de tres años”, decía Rowen “Los residentes que no quieran relocalizarse tendrán la libertad de permanecer y convertirse en ciudadanos argentinos en un plazo de tres años”, decía Rowen
Según el documento enviado a Paul Wolfowitz, se indicaba que  Argentina tendría que pagar penalidades a Londres por el daño causado por la invasión a las Islas  Según el documento enviado a Paul Wolfowitz, se indicaba que Argentina tendría que pagar penalidades a Londres por el daño causado por la invasión a las Islas

La CIA, agencia central de inteligencia de Estados Unidos analizaron en 1982, luego del desembarco argentino en las Islas Malvinas, y temiendo debilidad británica, un plan para que Londres entregara la soberanía del archipiélago y que se le ofreciera a los Isleños la posibilidad de radicarse en Escocia u otros lugares de clima similar.

 Así lo revelaron algunos de los doce millones de documentos hasta ahora secretos dados a conocer por la CIA en Estados Unidos y publicados por la prensa británica

De acuerdo a los mismos el presidente del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Henry Rowen, señaló en el documento que “por un período de tres años” se les daría a los habitantes de las Islas Malvinas la opción de quedarse en el archipiélago o “reubicarse en un área de jurisdicción británica, en el Reino Unido o en cualquier otro lugar bajo soberanía británica”.

Según la propuesta, a cada isleño se le brindarían US$ 100 mil para proceder a esa relocalización.

El funcionario del gobierno de Ronald Reagan consideró que sería “probable” que muchos residentes en las islas pudieran así pasar a vivir “quizás en Escocia o en cualquier otro lugar en que las condiciones sean similares” a las de las Falklands/Malvinas.

“Los residentes que no quieran relocalizarse tendrán la libertad de permanecer y convertirse en ciudadanos argentinos en un plazo de tres años”, señaló la propuesta del jefe de la inteligencia norteamericana. En el documento se indicó que el costo de relocalizar a los isleños no excedería la mitad de lo que gastaría Gran Bretaña para enviar tropas al Atlántico Sur.

En el documento enviado por Rowen a Paul Wolfowitz, asesor de Reagan en el Departamento de Estado, se indicaba que la Argentina tendría que pagar penalidades a Gran Bretaña por el daño causado durante la invasión.

El escrito, titulado “Solución para la crisis de las Islas Falklands” proponía que las Fuerzas Armadas argentinas dejaran las Islas en ese momento, tras el desembarco que se había producido el 2 de abril de 1982. La CIA entendía que Londres había subestimado la capacidad de las fuerzas militares argentinas y temía un desenlace negativo para su principal aliado.

De inmediato, se crearía un enclave, donde residiría un ciudadano argentino, que no sería considerado embajador ni gobernador pero que actuaría de enlace con los británicos residentes en las islas. A partir de allí, se abría un período de tres años para producir la relocalización de los Isleños, hasta que la Argentina pudiera ejercer en forma definitiva la soberanía del territorio.

Rowen falleció en 2015, pero Wolfowitz todavía anda en la vuelta. Fue uno de los entusiastas de la invasión a Iraq y formaba parte de un grupo secreto encargado de suministrar pruebas que Saddam, Hussein tenía un arsenal de armas atómicas y químicas. Tuvo participación activa en la administración de Iraq, casi es alcanzado en un ataque con cohetes, pero demostró gran incompetencia al disponer la disolución del ejercito de Iraq y el desbande de la burocracia a la cual no le quedó otra opción que sumarse a la oposición de los invasores.

Se propuso entonces su nombre para el Banco Mundial, cargo que ejerció por poco tiempo, también por decisiones equivocadas cuando no escandalosas. Contrató a su amante como secretaria del organismo con un sueldo de más de US$ 15.000 al mes. Ni su proximidad y amistad con los Bush lo pudieron salvar.