Japón planea retomar su programa de caza de ballenas con fines científicos en el Océano Antártico, donde no pescaba desde hace dos años tras un dictamen de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
La próxima semana el Gobierno japonés concederá un “permiso especial” al Instituto de Investigación de Cetáceos por el que autorizará la pesca de “un tercio” del total de ejemplares establecido en anteriores programas, informó el viernes el periódico Japan Times.
En concreto, Tokio autorizará la caza de 333 ejemplares de ballena Minke para ajustarse a la sentencia de 2014 de la CIJ, que estableció que la pesca ballenera de Japón no se ajustaba a los “fines científicos” establecidos por la Comisión Ballenera Internacional (CBI), sino que respondía a intereses comerciales.
Japón, que firmó la moratoria total de la pesca de ballenas con fines comerciales que entró en vigor en 1986, se ampara en el artículo VIII de la Convención de 1946 de la CBI para proseguir con las capturas científicas de cetáceos.
Sin embargo, estas capturas han provocado en los últimos años fricciones con las organizaciones animalistas y con otros países, como Australia, que demandó a Japón ante la CIJ en mayo de 2010 al considerar que perseguía fines comerciales con este programa.
Hasta su prohibición por parte del Tribunal internacional en 2014, en las campañas balleneras de Japón se capturaban 850 ejemplares de rorcual aliblanco, 50 de ballena jorobada y otros 50 de rorcual común para fines científicos.
La sentencia de La Haya señalaba que este programa era “poco transparente” y que el país asiático no podía “explicar” las razones por las que aumentó el tamaño de la muestra respecto a anteriores fases de su programa científico.
“La medida no es razonable en relación a la consecución de los objetivos”, concluyeron los jueces en su fallo.
Por su parte, Tokio aceptó entonces cumplir con la sentencia, de carácter vinculante, y dos años después del fallo reducirá la pesca de ballenas de 950 a 333 ejemplares.