El Banco Central de Brasil debe seguir vigilante para cumplir su objetivo de bajar la inflación al centro de la meta oficial el próximo año, anticipó un director de la entidad, apuntando a más alzas en las tasas cuando los mercados temen que el gobierno está relajando su política de austeridad fiscal.
Las declaraciones del funcionario Luiz Pereira se producen dos días después de que la presidenta Dilma Rousseff estremeciera a los mercados con una drástica reducción de los objetivos de ahorro fiscal del Gobierno para el 2015, 2016 y 2017 tras una sostenida baja en los ingresos fiscales.
Muchos observadores del mercado interpretaron la decisión de recortar los objetivos como una admisión de que el Gobierno no iba a poder ayudar al banco central a aliviar las presiones inflacionarias que se esperan. El Gobierno ayuda a contener las presiones en los precios cuando reduce el gasto público.
La vigilancia es “primordial”, dijo Pereira en un discurso publicado en la web del banco.
“El avance hasta ahora en el combate a la inflación debe ser equilibrado contra riesgos más recientes que amenazan a nuestro objetivo central”, dijo Pereira. “Por lo tanto, debemos continuar con cautela en esta coyuntura en particular”.
Pereira no dijo cuáles eran esos riesgos, pero sostuvo que la política monetaria debería permanecer “cautelosamente equilibrada” para cumplir con su meta de una inflación de 4,5%, el centro del rango oficial, para fines de 2016. En junio, la inflación del país llegó al 8,89%
Los futuros de las tasas de interés de corto plazo se dispararon tras las declaraciones de Pereira, porque los operadores detenían apuestas de que el banco central frenaría el ritmo de las alzas de las tasas de interés en su reunión de la semana próxima.
La mayor parte de los operadores del mercado esperan que el banco central suba la tasa de interés de referencia Selic en 50 puntos básicos por sexta vez seguida el miércoles para desacelerar la inflación.