La desigualdad económica resta potencial de crecimiento, por lo que si se quiere revitalizar la actividad económica es más útil impulsar el avance de los estratos con menos ingresos de la sociedad, según un informe divulgado por el FMI y referido a “la ampliación de la desigualdad económica”, lo cual supone un cambio de rumbo respecto de las tradicionales posiciones del Fondo en décadas anteriores.
“Específicamente, si la cuota de ingresos de los primeros 20% (los ricos) aumenta, el crecimiento del PIB (producto interno bruto) se reduce a medio plazo, sugiriendo que los beneficios no se reparten en cascada al resto de los estratos”, dice el informe titulado “Causas y consecuencias de la desigualdad de ingresos: una perspectiva global”.
“Por el contrario”, agregó, “un incremento en la cuota de ingresos del último 20% (los pobres) está asociado con un mayor incremento del PIB”.
“Los pobres y la clase media son los que más importan para el crecimiento a través de diversos canales interrelacionados económicos, sociales y políticos”, subrayan los técnicos del organismo internacional.
El reporte, que estudia tanto economías avanzadas como en desarrollo, argumenta que es más importante estimular los progresos de la base de la sociedad que la de las rentas más altas, si se quiere apoyar el crecimiento global.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional pone números a esta influencia. Si los ingresos del 20% más rico sube un punto porcentual, el crecimiento del PIB es 0,08 puntos porcentuales más bajo en los siguientes cinco años.
Por su parte, si se aumenta los ingresos del 20% más pobre, eso impulsa la expansión del PIB 0,38 puntos porcentuales en ese mismo periodo.
El organismo dirigido por Christine Lagarde ha hecho del combate de la desigualdad uno de sus ejes principales en los últimos años, elemento en el que se ha sumado a la opinión de prestigiosos economistas como los premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz o Paul Krugman.
También la presidenta de la Reserva Federal (Fed, banco central de EE.UU.), Janet Yellen, ha advertido sobre los efectos negativos de la tendencia actual de aumento de la desigualdad de ingresos para la economía.
Algunas organizaciones no gubernamentales dieron la bienvenida al informe, como un reconocimiento de la creciente preocupación por el ensanchamiento de la desigualdad de ingresos y sus efectos económicos.
“Luchar contra la desigualdad no solo es un tema de justicia, también de necesidad económica. No es Oxfam hablando, sino el FMI hoy”, explicó Nicolás Mombrial, director de la oficina de Oxfam en Washington, tras conocer el informe.
Mombrial remarcó que lo que demuestra el FMI es “que no se puede confiar en el botín de los extremadamente ricos para beneficiarnos el resto”, y “los gobiernos deben reenfocar de manera urgente sus políticas para cerrar este hueco entre los más ricos y el resto, si las economías y sociedades buscan crecer”.