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América Latina y el Caribe y China: hacia una nueva era de cooperación económica

Martes, 26 de mayo de 2015 - 10:42 UTC
El fuerte interés manifestado por las autoridades chinas en fortalecer los vínculos con América Latina y el Caribe ofrece una oportunidad histórica El fuerte interés manifestado por las autoridades chinas en fortalecer los vínculos con América Latina y el Caribe ofrece una oportunidad histórica
El quinto hito es la visita del Primer Ministro Li Keqiang al Brasil, Chile, Colombia y el Perú, así como nuevamente a la sede de la CEPAL. El quinto hito es la visita del Primer Ministro Li Keqiang al Brasil, Chile, Colombia y el Perú, así como nuevamente a la sede de la CEPAL.

Por Alicia Bárcena (*) En las últimas décadas, China —junto con las demás economías emergentes de Asia— se ha convertido en un factor clave para entender la evolución y las perspectivas del proceso de globalización.

 Por su destacado desempeño en cuanto a crecimiento económico, comercio internacional, inversión extranjera directa e innovación tecnológica y su papel como fuente de financiamiento internacional, China está modificando aceleradamente el mapa de la economía mundial. Así, está potenciando los vínculos entre las economías en desarrollo y contribuyendo a un ciclo inédito de crecimiento, comercio, inversión, reducción de la pobreza y avances en la internacionalización de las economías emergentes. En consecuencia, se está reduciendo la brecha de ingresos entre estas y los países industrializados.

A partir de 2012, la economía china ha registrado una moderación de su ritmo de expansión, que se espera se mantenga en los próximos años. Este hecho se ha traducido en menores precios de varios de los productos básicos exportados por América Latina y el Caribe a ese país. La situación ha sido interpretada como el fin del “superciclo” de altos precios de dichos productos que prevaleció en la mayor parte del período comprendido entre 2003 y 2011. Paralelamente, las orientaciones adoptadas por las autoridades chinas apuntan a lograr un rebalanceo de su modelo de desarrollo, en que se da un mayor peso al consumo de los hogares y un peso relativamente menor a las exportaciones y a la inversión. Todos estos elementos plantean oportunidades y desafíos para las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y China, que cobrarán cada vez más relevancia en los próximos años.

China reconoce la importancia creciente de sus vínculos con América Latina y el Caribe. Cinco hitos fundamentales así lo demuestran. El primero fue el Libro Blanco sobre las relaciones con la región, aparecido en noviembre de 2008. Un segundo hito fue la propuesta de reforzamiento de las relaciones políticas, económicas y de cooperación que el entonces Primer Ministro Wen Jiabao planteó a la región en junio de 2012, precisamente desde la sede de la CEPAL en Santiago.

Un tercer hito está constituido por la propuesta de un ambicioso marco de cooperación para el período 2015-2019, conocido como “1+3+6” y presentado en julio de 2014 por el Presidente Xi Jinping en el marco de la primera Cumbre América Latina y el Caribe-China, celebrada en Brasilia. Un cuarto hito fue la aprobación del ya mencionado Plan de Cooperación 2015-2019 entre los Estados miembros de la CELAC y China. El quinto hito es la visita del Primer Ministro Li Keqiang al Brasil, Chile, Colombia y el Perú, así como nuevamente a la sede de la CEPAL.

El fuerte interés manifestado por las autoridades chinas en fortalecer los vínculos con América Latina y el Caribe ofrece a la región una oportunidad histórica. Por ejemplo, para revertir la preocupante reprimarización exportadora es preciso lograr avances en productividad, innovación, infraestructura, logística y formación y capacitación de recursos humanos. Estos avances son fundamentales para crecer con igualdad, en un contexto de acelerado cambio tecnológico.

La cooperación entre la CELAC y China podría privilegiar esta renovación de la política industrial, favoreciendo el procesamiento de los recursos naturales y sus encadenamientos productivos con las manufacturas y los servicios. Ello contribuiría a diversificar las exportaciones de la región, elevando su contenido de conocimiento y su valor agregado. Asimismo, en la medida en que la cooperación con China ayude a cerrar nuestras brechas de infraestructura, logística y conectividad, estimularía también el comercio intrarregional y la gestación de cadenas regionales de valor. Por su parte, la rica experiencia acumulada por nuestra región en materia de políticas sociales innovadoras, urbanización, protección medioambiental y otros ámbitos puede enriquecer las políticas que permitan abordar los grandes desafíos que China enfrenta en su camino al desarrollo.

Es el momento propicio para dar un salto de calidad en la relación entre América Latina y el Caribe y China. El Plan de Cooperación entre la CELAC y China para el período 2015 a 2019 constituye un necesario e importante primer paso en esa dirección, al definir un marco institucional y orientaciones generales. Ahora es necesario dotar a dicho Plan de contenidos concretos, lo que a su vez exige definir una agenda regional concertada de prioridades, privilegiando las iniciativas plurinacionales. Así, se estarán sentando las bases para dotar de contenido una futura Cumbre de Jefes de Estado China-América Latina y el Caribe, al estilo de las que China tiene con Europa, Asia, África y el mundo árabe.

(*) Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)