El gobierno de Brasil anunció este viernes un recorte de 69.946 millones de reales (23.315 millones de dólares) en el gasto público para este año y pronosticó que la economía del país se contraerá este año un 1,2%, superior al 0,9%que barajaba hasta ahora.
El ministro de Planificación, Nelson Barbosa, también admitió que la inflación este año deberá cerrar en torno a un 8,26%, pese a que el Gobierno trabajaba con una meta del 4,5%, y una previsión máxima tolerable del 6,5%.
Barbosa precisó además que el gobierno ha trazado una meta de superávit primario equivalente al 1,1% del PIB, lo que representaría un ahorro de unos 63.300 millones de reales (21.100 millones de dólares). Explicó que el recorte de gastos se hace imprescindible frente a las previsiones de crecimiento negativo, pero aseguró que el esfuerzo fiscal permitirá que la economía comience a mostrar una recuperación en el segundo semestre de este año.
Según el ministro, todas las áreas del Gobierno contribuirán con el recorte, de los que sólo se librarán los programas sociales que atienden a la población más pobre, que consumen cerca del 0,5% del PIB y han sido declarados prioritarios.
No obstante, indicó que el mayor recorte, que será equivalente a casi un tercio del total de ahorro propuesto, afectará a un plan de construcción de obras de infraestructura, de las cuales muchas serán ofrecidas en concesión al sector privado a fin de no paralizar esos proyectos, que se concentran en carreteras, puertos y aeropuertos.
El recorte anunciado este viernes forma parte de un plan de ajuste fiscal que incluye otra serie de medidas para aumentar la recaudación, en especial mediante un aumento de la carga tributaria, pero que aún dependen de la aprobación del Congreso.
Tanto la contracción como la inflación ahora previstas para este año por el gobierno están alineadas con los cálculos de economistas del sector privado, que han alertado en los últimos meses de que la economía brasileña se encuentra el borde de una recesión.
De hecho, el Banco Central informó este jueves de que la economía brasileña ya estaría al menos en una recesión técnica, tras sufrir una contracción del 0,81% en los primeros tres meses del año frente al último trimestre de 2014, cuando se había achicado un 0,2%.
El dato corresponde al Índice de Actividad Económica (IBC-Br), con el que el Banco Central intenta anticipar el comportamiento del PIB y, según el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, mostró en esta ocasión la velocidad actual de la economía brasileña.
El plan del gobierno brasileño ya ha recibido aval del FMI, cuya directora general, Christine Lagarde, se reunió ayer este jueves con el ministro Levy y la presidenta Dilma Rousseff. Lagarde dijo que, si bien no conocía detalles del programa de ajuste, en la situación en que se encuentra la economía brasileña un recorte del gasto es la receta correcta.