Brasil marcha en la dirección correcta al emprender un ajuste fiscal, pero también debe enfrentar la ola de escándalos por corrupción de manera “creíble” para atraer las necesarias inversiones, dijo este miércoles un alto funcionario del Banco Mundial desde Washington.
”Brasil está haciendo lo que tiene que hacer: readecuando todos los patrones macroeconómicos de gasto a las nuevas condiciones y está tratando de hacer un esfuerzo muy grande (...) de que la inversión juegue un papel más importante en la economía doméstica que el consumo”, dijo el economista jefe para América Latina del organismo, Augusto de la Torre.
Esa tarea “no es fácil”, subrayó de la Torre a periodistas en Washington, donde esta semana el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) celebran sus reuniones anuales de la primavera boreal. Pero al mismo tiempo el gigante suramericano, que se contraerá 1% en 2015, según las previsiones del FMI, debe enfrentar la profunda crisis política generada por la ola de denuncias por corrupción al seno del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, señaló de la Torre.
“Uno espera que en Brasil se tramiten todos estos temas bien, de manera que se cree la sensación de que Brasil tiene instituciones maduras, una democracia que funciona, y que incluso los problemas de escándalos se tramitan de una manera creíble”, dijo de la Torre.
El gobierno de Rousseff, que asumió su segundo mandato en enero, enfrenta una creciente presión tras las revelaciones de una red de corrupción en la estatal petrolera Petrobras que movilizó más de 4.000 millones de dólares en una década.
Trece senadores, 22 diputados, dos gobernadores, ex-funcionarios del Poder Ejecutivo y el tesorero del partido de Rousseff, son investigados por la corrupción en Petrobras.
Para de la Torre será importante observar cómo se desarrolla el caso en los tribunales brasileños. Si Brasil logra “administrar los problemas de ilegalidades y escándalos”, la coyuntura puede “jugar a favor” del país de cara a los inversionistas internacionales, apuntó.
También se supo este miércoles que Rousseff, nombró hoy al ex-presidente de la Cámara de Diputados Henrique Eduardo Alves como nuevo ministro de Turismo, en sustitución de Vinicius Lages. El nuevo ministro, de 66 años, tomará posesión de su cargo el jueves, según un comunicado de la Secretaría de Comunicación Social (Secom) .
El nombre de Alves fue citado por uno de los delatores del gigantesco escándalo de corrupción en Petrobras, pero el Ministerio Público Federal (Fiscalía) no vio indicios para investigarlo.
El ex-diputado es integrante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) , la principal fuerza política dentro de la coalición del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y a la que también pertenece el vicepresidente del país, Michel Temer.
La alianza entre el PT y el PMDB se ha visto debilitada en los últimos meses debido a la divergencia entre ambas formaciones, lo que ha desencadenado en una crisis política entre el Ejecutivo y el Legislativo.
El nombramiento de Alves supone el quinto cambio realizado por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en su gabinete ministerial desde que asumió su segundo mandato, el pasado 1 de enero.