El ambicioso plan de cooperación que la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) ha lanzado con China esta semana es “un ejemplo” de lo que este mecanismo puede lograr con otros socios exteriores, dijo el canciller de Costa Rica, Manuel González.
Sin embargo, el canciller costarricense recalcó que CELAC tendrá que trabajar a fondo a nivel interno para poner en marcha el acuerdo de cooperación con China, con la definición de proyectos nacionales y regionales en sectores como energía, infraestructuras de transporte o comunicaciones, así como ciencia, tecnología o educación.
La verdadera labor se “inicia ahora, a través de los trabajos técnicos”, y sobre todo en cómo CELAC va a presentar a Pekín el aprovechamiento de los recursos financieros que aportará el Gobierno chino, explicó el jefe de la diplomacia costarricense.
Preguntado acerca de si se puede esperar la creación a largo plazo de una especie de “Ruta de la Seda latinoamericana”, en alusión a los proyectos de infraestructuras de transporte y comercio que China va a lanzar en Asia Central y del Sur, señaló que “todos los proyectos” de conectividad “son beneficiosos, vengan de la seda o del algodón”.
González explicó que para el Gobierno de San José “la infraestructura es sumamente importante”, y citó como ejemplo el proyecto de “canal seco” para crear un corredor ferroviario de alta velocidad que transporte mercancías entre el Pacífico y el Atlántico.
Detalló que hay empresas de distintas nacionalidades que están trabajando en el desarrollo del proyecto, en el que también hay compañías chinas interesadas.
El ministro costarricense de Exteriores, quien copresidió el I Foro China-CELAC, valoró “el respeto” que el Gobierno de la potencia asiática está mostrando por Latinoamérica y el Caribe y por su diversidad.
Aún así, dijo que no hay que idealizar a este país: “China no es la que va a solucionar los problemas del mundo, Estados Unidos tampoco”, ya que estamos en un mundo “cada vez más multipolar”.
Pero González si apreció que China no intenta “imponer su sistema”, sino que se relaciona de forma “pragmática” y “sobre la base del respeto mutuo”, lo que no impide que Pekín y las empresas chinas intenten obtener beneficios.
“Se trata de que todo el mundo gane, no se trata de que China ande con una billetera en el mundo regalando cosas. Tienen toda la legitimidad de hacer dinero con su dinero, y nosotros también de recibirlo y desarrollarnos”, resaltó.
Para el canciller González, la clave está en lograr un equilibrio entre los intereses de ambas partes, “ese punto común en que ambos lados puedan ganar”.