Brasil dio su último adiós al candidato socialista Eduardo Campos fallecido en un accidente aéreo, en el funeral celebrado en Recife al que asistieron la presidenta Dilma Rousseff, acompañada de Lula da Silva, el candidato opositor Aecio Neves y su probable sucesora Marina Silva.
En medio de un ambiente de conmoción, miles de ciudadanos, autoridades y representantes políticos de todo el país abarrotaron los alrededores del cementerio de Santo Amaro para recordar la figura y el legado del que fuera gobernador del estado de Pernambuco entre 2007 y 2014.
Antes del sepelio, decenas de miles de personas velaron desde la madrugada el cuerpo del político en el Palacio do Campo das Princesas, sede del Gobierno de Pernambuco.
La presidenta Dilma Rousseff, candidata a la reelección; el aspirante socialdemócrata, Aécio Neves y la ecologista Marina Silva, posible sucesora de Campos, dejaron a un lado la rivalidad política que les separa y se unieron para rendir los últimos homenajes a Campos, cuya muerte sacudió el país y dio un vuelco al escenario electoral de cara a los comicios presidenciales de octubre.
“Hoy cesan las divergencias políticas, hoy estamos para homenajear a Campos”, declaró el hermano del político, Antonio Campos, durante el velorio.
Rousseff llegó a la misa que inició a las 10.00 hora local, acompañada por el ex-presidente Lula da Silva visiblemente emocionado, y fue abucheada en un primer momento por algunos militantes, aunque otros asistentes le aplaudieron.
Unas 160.000 personas, según el Gobierno de Pernambuco, participaron en los actos celebrados en homenaje a Campos, donde también fueron recordados los otros seis pasajeros que viajaban con el político cuando se estrelló el avión.
“En el instante del accidente, todas las víctimas estaban unidas por los mismos ideales”, afirmó el arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Saburido, durante la misa.
Al final de la ceremonia eclesiástica, familiares, amigos y simpatizantes entonaron “Eduardo, guerrero, el pueblo brasileño”, mientras admiradores portaban retratos de Campos y carteles en los que se podía leer “Muere un hombre. Nace un mito”.
Artistas locales entonaron canciones y ritmos populares para despedir al que también fuera ministro de Ciencia y Tecnología durante el primer mandato de Lula da Silva.
Acompañado por una multitud, Campos fue enterrado al lado de su abuelo Miguel Arraes, reconocido líder de izquierda en el estado de Pernambuco, quien murió el 13 de agosto de 2005, exactamente nueve años antes que su nieto.
Más allá del dolor colectivo, Brasil encara ahora la necesidad de recomponer el escenario electoral cuando restan menos de dos meses para que se celebren las elecciones presidenciales.
Hasta que se le atravesó la muerte, Campos era tercero en las encuestas con un 10 % de intención de voto, por detrás de Rousseff, que tiene en torno al 38 %, y de Neves, a quien se le atribuye un 23 %, aunque dichos porcentajes pueden verse modificados con la eventual entrada de Silva en la lucha presidencial debido al seguimiento que tiene entre los votantes.
El pasado miércoles, tras conocerse la muerte del aspirante socialista, Rousseff. Neves y el resto de candidatos presidenciales suspendieron la campaña electoral hasta que fuera celebrado el funeral del candidato socialista, por lo que los aspirantes podrían retomar este lunes sus actividades.
No obstante, la verdadera campaña -con nuevos actores- comenzará el próximo martes con el inicio de la propaganda electoral en televisión, que por las propias dimensiones del país es el medio de proselitismo político por excelencia en Brasil.