La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, aseguró, tras la violenta manifestación del martes frente al estadio mundialista de Brasilia, que su gobierno garantizará la seguridad durante la Copa que comenzará dentro de 15 días.
“No va a ocurrir en la Copa del Mundo lo que pasó en la Copa de las Confederaciones”, de junio de 2013, cuando hubo cientos de miles de manifestantes en las calles y se registraron violentos enfrentamientos con la policía, comentó Rousseff.
Así lo indicaron empresarios que fueron recibidos por la Presidenta en Brasilia, según publicó este miércoles la Agencia Estado.
Activistas del Comité Popular contra la Copa, del Movimiento de Trabajadores Sin Techo e indígenas chocaron con la policía frente al Estadio Nacional Mané Garrincha, ubicado a unos 2 kilómetros del Palacio del Planalto.
Un policía resultó herido por la flecha lanzada por un indígena, mientras la Iglesia acusó hoy a las fuerzas de seguridad de haber reprimido a los manifestantes, entre quienes hubo al menos cuatro indios heridos.
La protesta generó un embotellamiento de cerca de 30 kilómetros en la Capital Federal y esto afectó incluso al automóvil de uno de los empresarios recibidos por Rousseff.