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Rousseff y el Junio caliente: “el salir de la miseria es el inicio de otras demandas”

Miércoles, 27 de noviembre de 2013 - 09:53 UTC
“Como presidenta tengo que indignarme con Estados Unidos pero no tengo un 'bad feeling' hacia ellos” “Como presidenta tengo que indignarme con Estados Unidos pero no tengo un 'bad feeling' hacia ellos”

Las recientes protestas y manifestaciones en Brasil “fueron fruto de dos procesos: la democratización y el crecimiento”, declaró la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien consideró que también demostraron que “salir de la miseria es el inició de otras demandas”.

 En una entrevista que publica el diario “El País”  de Madrid con motivo del lanzamiento de su edición digital en portugués, Rousseff aborda desde la ralentización del crecimiento económico en Brasil al espionaje de EEUU sobre teléfono móvil particular, sobre lo que dijo que el Gobierno estadounidense estaba “bastante avergonzado”.

En el ámbito económico, la presidenta brasileña estima que el crecimiento económico este año será “bastante más del 1,5% del PIB, que registró el año pasado tras la revisión del mismo esta semana.

En cuanto a las protestas, Rousseff admitió que hubo “momentos de exageración en la represión policial, principalmente al comienzo” pero después “todo el mundo aprendió” a evitar la confrontación, dijo.

A raíz de esas protestas, el Gobierno prometió cinco pactos, como en salud pública, inversiones para mejorar la movilidad urbana o la reforma política.

Sobre la seguridad jurídica y las inversiones, Rousseff subrayó que “ningún otro país ha logrado el volumen de licitaciones que Brasil” al referirse a los concursos reciente y próximos para grandes obras públicas y de explotación energética en el país.

En cuanto el espionaje estadounidense destapado por el ex-agente de los servicios de inteligencia de EEUU Edward Snowden, Rousseff manifestó que “esta es una cuestión hoy global (…) nosotros no consideramos que por causa de ese espionaje haya un problema en la relación económica y comercial o de inversiones. No lo vemos así”.

Pero puntualizó que “una relación como la de Brasil y Estados Unidos, que los dos países quieren que sea estratégica, no puede tener como característica una violación, ni de los derechos civiles de mi población ni de mi soberanía”.

“Yo, como persona, no tengo lo que los estadounidenses llaman bad feeling, pero como presidenta tengo que indignarme” por ese espionaje, añadió.

Dilma Rousseff reconoce ser “muy exigente” porque, según explica, no se va a quedar en la Presidencia de Brasil “eternamente” sino que afirma que “estoy aquí para hacer un trabajo y marcharme. Vivo en una democracia. Por lo tanto, si no soy exigente, no lograré cumplir en cuatro años lo que debo cumplir”.

“Es una razón política. Y tiene también que ver con el hecho de que soy mujer”, añadió