La OPEP y sus aliados encabezados por Rusia acordaron el viernes recortar la producción de petróleo en más barriles de los que esperaba el mercado, pese a la presión del presidente estadounidense Donald Trump para que se reduzcan los precios del crudo.
Lo llaman “ajustes de producción”, pero en realidad la mayoría de los principales petrolíferos acordaron el domingo la necesidad de nuevas estrategias en virtud del superávit de crudo acumulado en los últimos meses.
La petrolera estatal venezolana PDVSA ha comprado este año cerca de 440 millones de dólares en crudo extranjero y lo ha enviado directamente a Cuba en condiciones flexibles de crédito, que a menudo implicaron pérdidas, según documentos internos de la empresa a los que Reuters tuvo acceso.
Estados Unidos batirá en 2018 su récord de producción de petróleo, que databa de 1970, y superará a Arabia Saudita como segundo productor mundial, al tiempo que se acercará al primero, Rusia, indicó el viernes la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
La producción petrolera de Venezuela cayó casi un 13% en 2017, de acuerdo con datos divulgados el jueves por la OPEP, bajando a su menor nivel en 28 años, lo que agrava la crisis económica y aumenta las posibilidades de una cesación de pagos del país. Venezuela produjo 2,072 millones de barriles por día (bpd) en 2017, frente a los 2,373 millones bpd de 2016, lo que representó la pérdida de casi 300.000 bpd.
El Petróleo Intermedio de Texas para entrega en julio subió un 0,77 % y cerró en los 107,26 dólares el barril en una nueva jornada de escalada de los precios a causa del conflicto en Iraq y su posible impacto en el suministro de crudo, apuntándose un ascenso semanal del 0,32 %.
América Latina duplicó en los últimos cinco años la compra de combustibles de Estados Unidos para mantener sus economías en marcha y la dependencia sigue creciendo pese a las enormes reservas petroleras de la región.