Un día después de decir que no le importaba -pero con un vocabulario más duro- nada la Comisión Senatorial (CPI) que investiga su manejo de la pandemia de coronavirus, el presidente brasileño Jair Bolsonaro llamó “idiota” al juez del Tribunal Superior Electoral (TSE) Luís Roberto Barroso.
Un juez de segunda instancia convalidó este viernes los testimonios que sustentarán la delación premiada de Antonio Palocci, hombre fuerte de los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, informó la estatal Agencia Brasil.
El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil empezó a juzgar denuncias de corrupción y lavado de dinero contra la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, y su esposo, el ex ministro Paulo Bernardo, en el marco del Lava Jato.
El candidato de extrema derecha a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, se desvivió por dar su respaldo a una huelga de camioneros que paralizó al país y forzó al gobierno a restablecer costosos subsidios al combustible, y la estrategia podría fortalecer sus opciones en los comicios de octubre.
Lula da Silva avisó a través de un recado enviado desde su celda en la Policía Federal de la ciudad de Curitiba, en donde fue recluido hace un mes, que es “candidatísimo” a las elecciones presidenciales de octubre en Brasil.
El mito de la izquierda brasileña, Luiz Inácio Lula da Silva se entregó el sábado para iniciar una sentencia de 12 años por corrupción luego de un intento caótico de sus partidarios para evitar que se rindiera. Rodeado de guardaespaldas, Lula tuvo que empujar a través de una multitud hirviente de seguidores para subirse a un vehículo policial frente al edificio del sindicato de trabajadores metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, donde se había refugiado durante dos días y noches.
El presidente brasileño, Michel Temer, y sus aliados recibieron con alivio la decisión del Supremo Tribunal Federal de dejar en libertad a dos amigos del mandatario envueltos en un escándalo de corrupción.